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Voto de Ehavled Jef:
10
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Drama
Un sacerdote católico sufre una aguda crisis personal cuando llega a su parroquia un joven seminarista. El párroco, acostumbrado a atraer a la iglesia a sus acomodados feligreses con bromas y sin tocar asuntos delicados que pudieran crearles conflictos morales, ve amenazada su posición por la rebeldía del joven, que intentará despertar su conciencia para que vuelva a ejercer su ministerio con honradez y coherencia. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2009
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mass Appeal" es una obra teatro escrita por Bill C. Davis. Fue representada en el teatro Broadway (Nueva York 1980) y en el teatro de La Letra Hammersmith (Londres 1982). Dos años después el propio B.C.Davis la convirtió en guión para esta película.
Se trata de un sobresaliente filme del género religioso, en concreto cristiano-católico, sobre las visiones tan diferenciadas que se dan dentro de la Iglesia acerca del modelo eclesiológico. Cualquiera que haya sido formado en el interior de un seminario o haya pasado algunos años dentro de algún tipo de centro vocacional católico entiende inmediatamente lo bien y realistamente (hasta el más mínimo detalle) que el autor recoge y expone a los personajes; con toda seguridad porque B.C.Davis se formó tanto de niño como de joven bajo los parámetros educativos de instituciones de enseñanza católicas (en su caso, Maristas). Por esto traduce de manera excelente las formas, vicios y hermenéuticas que continuamente confluyen dentro de los estamentos clericales católicos.
El párroco Tim Farley (que interpreta magnífica e insuperablemente Jack Lemmon) resulta que tras años trabajosos ahora lleva una década donde ha encontrado paz, reconocimiento, estabilidad y vive como un auténtico sacerdote burgués-acomodado. Todo esto ¿a costa de traicionar su propia vocación? Así al menos lo entiende el seminarista diácono Mark Dolson (interpretado genialmente por Zeljko Ivanek), asignado como coadjutor a su parroquia, quién le reprocha que se haya convertido con los años sacerdotales en un bálsamo de conciencias a las que a priori se comprometió a despertar.
Por su puesto la visión del joven es demasiado crítica, radical e incomprensiva hacia el párroco, por el desconocimiento de no haber vivido aún años como sacerdote en una parroquia. Cierto que es fervoroso, que está lleno de parresía, compañerismo, justicia y actitud profética, pero también deja entrever que es en gran medida un fanático "Savonarola", un predicador irritante, revestido desde lo alto de un púlpito contra las faltas de los demás más que contra las propias.
Los diálogos entre el viejo sacerdote acomodado, que trata de llevarse bien con todo el mundo, y el joven seminarista rebelde, son para enmarcar. Ambos representan las fuerzas del ying y del yang, en lucha pero a la vez abrazadas, que se admiran, se necesitan y acaban comprendiéndose, siendo amigos y queriéndose de verdad.
Así el viejo sacerdote, que ya está de vuelta de todo, que lo único que quiere es que le dejen vivir en paz en su estupenda parroquia de fieles ricos, que piensa ya bastante como un escéptico, le dice al joven seminarista exaltado que se quiere comer el mundo y cambiar el modelo eclesial donde se va a ordenar: «Mark, si puedes pasar tu vida sin ser sacerdote di la verdad, pero si quieres ser sacerdote: miente.»
Se trata de un sobresaliente filme del género religioso, en concreto cristiano-católico, sobre las visiones tan diferenciadas que se dan dentro de la Iglesia acerca del modelo eclesiológico. Cualquiera que haya sido formado en el interior de un seminario o haya pasado algunos años dentro de algún tipo de centro vocacional católico entiende inmediatamente lo bien y realistamente (hasta el más mínimo detalle) que el autor recoge y expone a los personajes; con toda seguridad porque B.C.Davis se formó tanto de niño como de joven bajo los parámetros educativos de instituciones de enseñanza católicas (en su caso, Maristas). Por esto traduce de manera excelente las formas, vicios y hermenéuticas que continuamente confluyen dentro de los estamentos clericales católicos.
El párroco Tim Farley (que interpreta magnífica e insuperablemente Jack Lemmon) resulta que tras años trabajosos ahora lleva una década donde ha encontrado paz, reconocimiento, estabilidad y vive como un auténtico sacerdote burgués-acomodado. Todo esto ¿a costa de traicionar su propia vocación? Así al menos lo entiende el seminarista diácono Mark Dolson (interpretado genialmente por Zeljko Ivanek), asignado como coadjutor a su parroquia, quién le reprocha que se haya convertido con los años sacerdotales en un bálsamo de conciencias a las que a priori se comprometió a despertar.
Por su puesto la visión del joven es demasiado crítica, radical e incomprensiva hacia el párroco, por el desconocimiento de no haber vivido aún años como sacerdote en una parroquia. Cierto que es fervoroso, que está lleno de parresía, compañerismo, justicia y actitud profética, pero también deja entrever que es en gran medida un fanático "Savonarola", un predicador irritante, revestido desde lo alto de un púlpito contra las faltas de los demás más que contra las propias.
Los diálogos entre el viejo sacerdote acomodado, que trata de llevarse bien con todo el mundo, y el joven seminarista rebelde, son para enmarcar. Ambos representan las fuerzas del ying y del yang, en lucha pero a la vez abrazadas, que se admiran, se necesitan y acaban comprendiéndose, siendo amigos y queriéndose de verdad.
Así el viejo sacerdote, que ya está de vuelta de todo, que lo único que quiere es que le dejen vivir en paz en su estupenda parroquia de fieles ricos, que piensa ya bastante como un escéptico, le dice al joven seminarista exaltado que se quiere comer el mundo y cambiar el modelo eclesial donde se va a ordenar: «Mark, si puedes pasar tu vida sin ser sacerdote di la verdad, pero si quieres ser sacerdote: miente.»
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A la par, también reconoce que el joven es una bocanada de aire fresco y oxigenante para él mismo y para la Iglesia institucional, pero le aconseja pragmatismo y adaptación: «Mark, veo que necesitas ser sacerdote, porque eres un lunático y a la Iglesia le hacen falta los lunáticos. Tú eres uno de esos lunáticos valiosos que llegan de vez en cuando y ayudan a mantener viva a la Iglesia. Pero te diré una cosa: hay un problema con los lunáticos: no saben cómo sobrevivir. Yo sí. Piénsalo.»
El encantador "padre" Tim Farley le confiesa que quiere ayudarle. El joven poseído por el fanatismo de creerse mejor que nadie, le contesta: «Pero no puede, usted tiene una posición.»
Sin duda entre el joven seminarista, que está buscándose su propia ruina, y el presbítero Tim Farley, a quien ha zarandeado en su estabilidad clerical y social, llegan a darse notables confesiones de amigos, como ésta donde el seminarista-diácono le dice: «Poco a poco aprendí todas las reglas y qué tengo que decir, que dar, que ocultar para poder mantener ese amor constante (teológico). Pero al pasar por todo esto, al preocuparme por quién manda o quien va a cambiar he convertido ese amor en algo sin valor. He descubierto que el constante tengo que ser yo. Las promesas se rompen, los amigos se pierden y el amor sigue su camino. Y las cosas no importan tanto al final. Pero lo que crees tiene que ser más importante que lo que tu congregación opina de ti.»
El propio autor, Bill C. Davis, escribió en la revista "Time" del 26 de mayo de 1980: «En su forma más simple, la obra plantea el eterno enfrentamiento entre la juventud y la edad, entre los que han visto muy poco y los que han visto demasiado, entre los que quieren cambiar el mundo radicalmente y los que han hecho la paz con su abyectos y principales poderes.»
No cabe duda, "Mass Appeal" es una de las mejores obras a la hora de mostrar con rigor creíble las posturas clericales dentro de la Iglesia Católica; es decir, de los sacerdotes que tiene la sartén por el mango y no toleran que se les suban a las barbas, de los que andan instalados y procuran sobrevivir pacíficamente en su círculo de acomodación, y de los jóvenes llenos de ánimos transformadores que suelen ser vistos como una amenaza.
El filme está dedicada a Ray A. Kroc (el rey de la hamburguesa, el creador de la cadena de establecimientos McDonald's por todo el mundo).
Esta crítica se la dedico a quién me la inspiró, Fej Delvahe (uno de los más interesantes teólogos y críticos españoles de cinematografía religiosa).
"Mass Appeal" es una película de la más alta calidad, pero con algo que no se le perdona: aborda un tema que repugna a los dadores de créditos o reconocimientos, a los críticos a sueldo de sus amos, en esta sociedad laicista-anticatólica europea. De ahí que haya sido una cinta ninguneada, ocultada, desmerecida y casi desaparecida o descodificada, para que no haya manera ni de poder comprarla, verla o acceder a ella.
El encantador "padre" Tim Farley le confiesa que quiere ayudarle. El joven poseído por el fanatismo de creerse mejor que nadie, le contesta: «Pero no puede, usted tiene una posición.»
Sin duda entre el joven seminarista, que está buscándose su propia ruina, y el presbítero Tim Farley, a quien ha zarandeado en su estabilidad clerical y social, llegan a darse notables confesiones de amigos, como ésta donde el seminarista-diácono le dice: «Poco a poco aprendí todas las reglas y qué tengo que decir, que dar, que ocultar para poder mantener ese amor constante (teológico). Pero al pasar por todo esto, al preocuparme por quién manda o quien va a cambiar he convertido ese amor en algo sin valor. He descubierto que el constante tengo que ser yo. Las promesas se rompen, los amigos se pierden y el amor sigue su camino. Y las cosas no importan tanto al final. Pero lo que crees tiene que ser más importante que lo que tu congregación opina de ti.»
El propio autor, Bill C. Davis, escribió en la revista "Time" del 26 de mayo de 1980: «En su forma más simple, la obra plantea el eterno enfrentamiento entre la juventud y la edad, entre los que han visto muy poco y los que han visto demasiado, entre los que quieren cambiar el mundo radicalmente y los que han hecho la paz con su abyectos y principales poderes.»
No cabe duda, "Mass Appeal" es una de las mejores obras a la hora de mostrar con rigor creíble las posturas clericales dentro de la Iglesia Católica; es decir, de los sacerdotes que tiene la sartén por el mango y no toleran que se les suban a las barbas, de los que andan instalados y procuran sobrevivir pacíficamente en su círculo de acomodación, y de los jóvenes llenos de ánimos transformadores que suelen ser vistos como una amenaza.
El filme está dedicada a Ray A. Kroc (el rey de la hamburguesa, el creador de la cadena de establecimientos McDonald's por todo el mundo).
Esta crítica se la dedico a quién me la inspiró, Fej Delvahe (uno de los más interesantes teólogos y críticos españoles de cinematografía religiosa).
"Mass Appeal" es una película de la más alta calidad, pero con algo que no se le perdona: aborda un tema que repugna a los dadores de créditos o reconocimientos, a los críticos a sueldo de sus amos, en esta sociedad laicista-anticatólica europea. De ahí que haya sido una cinta ninguneada, ocultada, desmerecida y casi desaparecida o descodificada, para que no haya manera ni de poder comprarla, verla o acceder a ella.