Peliculacha que nos fue vendida como grande y se queda en nada, enésima ejecución del marketing "block-buster" que pretende aunar película épica, con romance, tintes de acción y protagonista con gancho para acumular en su seno premios y críticas positivas. Me alegra comprobar que esta estafa (como tantas otras) no lo ha conseguido, y espero fervientemente que Amenábar vuelva a lo que mejor sabe, que son las películas modestas de intriga y terror.

La razón de ser del título de mi crítica se debe al fallo más enorme que tiene esta película, y en el cual han caído también tantas y tantas otras producciones épicas y es el hecho de que sus diálogos, su "mentalidad" son propias de unos personajes actuales, del siglo XXI. Me explicaré: Amenábar, siendo consciente de que agregando un par de diálogos sobre el conflicto entre ciencia y religión y elaborando un personaje chachi para que los ladre en los momentos oportunos, puede quedar como un intelectual o un modernillo, acuchillando de lleno el espíritu del metraje, ya que esa mentalidad no era propia de la época. Un ejemplo concreto es cuando la protagonista afirma, en un momento sobreactuado al que sólo le falto un efecto sonoro de un culebrón, que ella cree en la ciencia y en la filosofía. Es posible, no niego que hubiera personajes así, pero las costumbres en las que estaban sumidos estaban tan arraigadas que exponerlo tan alegremente, y encima delante de altos cargos en cuanto menos subrealista. Pero claro, Amenábar se quiso lucir y dar el pegote. Pues muy bien.

También es destacable por su ausencia un montaje efectivo, ya que la película aburre y además estructura diversas partes nefástamente (cuando haya lo de la elipse, por ejemplo, más abrupto imposible). Además, las actuaciones están cogidas por pinzas, y las partes de acción o los fragmentos emotivos sólo transmiten una sensación a plástico barato alarmante, síntoma de la inutilidad de la dirección de Amenábar.

En definitiva, que nos vendieron oro y nos hemos tragado mierda. Lo único positivo que veo a estos estrenos es que, con el tiempo, sabremos filtrar decentemente qué productos son los que realmente merecen la pena, sin tener que depender del estudio de turno que solo piensa en forrarse.