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Voto de ailian:
9
5,5
1.935
Bélico. Drama
El joven soldado de 19 años Billy Lynn y su patrulla sobreviven a una batalla en Iraq en la que son grabados por las cámaras, por lo que son tratados como héroes cuando regresan a casa para una gira promocional antes de volver a la guerra... Adaptación de la novela de Ben Fountain, con la particularidad de ser el primer film de la historia rodado a 120 fotogramas por segundo. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2017
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía dudas de si ver esta película o no, ya que ni la temática (la guerra) ni la ambientación (la super bowl) me interesan especialmente.
La fui a ver por el aval del director y porque de secundario aparecía Vin Diesel, actor en mi opinión infravalorado y desaprovechado. Pues, oiga, un peliculón.
La película consigue ponerte en muy poco tiempo en la piel del personaje principal. Todas las imágenes son lo que le está ocurriendo a ese personaje, sea en el presente, ahí en el estadio, o cuando le vienen intensas memorias de la guerra o de su llegada de Irak. Y esto es evidente en el film, cuando más de una vez le llaman la atención porque estaba en otra parte, esa otra parte que ve el espectador, sus angustias, sus recuerdos y vivencias.
La puesta en escena es magnífica, mostrando el contraste entre su mundo íntimo y el mundo exterior ahí fuera, hostil sea en Irak o sea en el estadio, en donde se supone que él y sus compañeros son homenajeados cuando en realidad no son más que unos artístas invitados en un espectáculo que, aunque no escatima en vistosidad, nadie recordará al día siguiente.
Él y sus compañeros no dejan de ser marionetas bajo unos intereses que no entienden: lo son en Irak, y los son en EEUU, y lo único que les queda es el compañerismo, lo único auténtico que se ve en toda la película. Esos jóvenes solo se tienen los unos a los otros, ahí hay honestidad, lealtad, comprensión mutua en contraste con la hipocresía, los intereses y el absoluto desprecio por sus vidas como seres humanos que se desprende de la misma sociedad que en teoría protegen.
La película tiene enjundia, no te deja indiferente, pero aún así Ang Lee no cae en el melodramatismo, cosa que se agradece. No busca la lágrima del espectador, tan solo le muestra las cosas como son: la inocencia de ese joven arrastrado por las vicisitudes de la vida en contraposición con la crudeza de una sociedad que solo busca satisfacción instantánea, que se nutre del consumo de emociones prefabricadas para una masa que vive solo de la novedad buscando únicamente distraerse sin más, sin jamás plantearse qué está ocurriendo en el mundo.
La película apunta y dispara a muchas más cosas, denuncia la guerra como negocio, el espectáculo como medio de manipulación de masas, la avaricia y mezquindad escondida tras el glamour de los grandes eventos televisados... no deja títere con cabeza.
Y todo esto lo narra Ang Lee sin grandilocuencia, mostrando simplemente lo que pasa entre bastidores de un gran espectáculo y lo que pasa por la mente de un joven soldado con estrés postraumático.
Si no le pongo un 10 es porque el único fallo que le veo es lo poco que aparece el personaje de Vin Diesel. Le falta un puntito para que acabemos cogiéndole cariño y podamos sentir la pena y el vacío que siente por él el protagonista por su pérdida. O quizás sea deliberado, porque quizás el director quería imprimir esa sensación de que todo pasa tan rápido que no sé ni donde estoy. En todo caso, película muy recomendable, muy entretenida, con muchos puntos de humor y un trasfondo de crítica social muy idóneo para un debate posterior entre amigos.
La fui a ver por el aval del director y porque de secundario aparecía Vin Diesel, actor en mi opinión infravalorado y desaprovechado. Pues, oiga, un peliculón.
La película consigue ponerte en muy poco tiempo en la piel del personaje principal. Todas las imágenes son lo que le está ocurriendo a ese personaje, sea en el presente, ahí en el estadio, o cuando le vienen intensas memorias de la guerra o de su llegada de Irak. Y esto es evidente en el film, cuando más de una vez le llaman la atención porque estaba en otra parte, esa otra parte que ve el espectador, sus angustias, sus recuerdos y vivencias.
La puesta en escena es magnífica, mostrando el contraste entre su mundo íntimo y el mundo exterior ahí fuera, hostil sea en Irak o sea en el estadio, en donde se supone que él y sus compañeros son homenajeados cuando en realidad no son más que unos artístas invitados en un espectáculo que, aunque no escatima en vistosidad, nadie recordará al día siguiente.
Él y sus compañeros no dejan de ser marionetas bajo unos intereses que no entienden: lo son en Irak, y los son en EEUU, y lo único que les queda es el compañerismo, lo único auténtico que se ve en toda la película. Esos jóvenes solo se tienen los unos a los otros, ahí hay honestidad, lealtad, comprensión mutua en contraste con la hipocresía, los intereses y el absoluto desprecio por sus vidas como seres humanos que se desprende de la misma sociedad que en teoría protegen.
La película tiene enjundia, no te deja indiferente, pero aún así Ang Lee no cae en el melodramatismo, cosa que se agradece. No busca la lágrima del espectador, tan solo le muestra las cosas como son: la inocencia de ese joven arrastrado por las vicisitudes de la vida en contraposición con la crudeza de una sociedad que solo busca satisfacción instantánea, que se nutre del consumo de emociones prefabricadas para una masa que vive solo de la novedad buscando únicamente distraerse sin más, sin jamás plantearse qué está ocurriendo en el mundo.
La película apunta y dispara a muchas más cosas, denuncia la guerra como negocio, el espectáculo como medio de manipulación de masas, la avaricia y mezquindad escondida tras el glamour de los grandes eventos televisados... no deja títere con cabeza.
Y todo esto lo narra Ang Lee sin grandilocuencia, mostrando simplemente lo que pasa entre bastidores de un gran espectáculo y lo que pasa por la mente de un joven soldado con estrés postraumático.
Si no le pongo un 10 es porque el único fallo que le veo es lo poco que aparece el personaje de Vin Diesel. Le falta un puntito para que acabemos cogiéndole cariño y podamos sentir la pena y el vacío que siente por él el protagonista por su pérdida. O quizás sea deliberado, porque quizás el director quería imprimir esa sensación de que todo pasa tan rápido que no sé ni donde estoy. En todo caso, película muy recomendable, muy entretenida, con muchos puntos de humor y un trasfondo de crítica social muy idóneo para un debate posterior entre amigos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La relación del protagonista con la cheerleader es una clara alegoría o muestra de la relación de los soldados con la sociedad civil. Temía lo peor, que al final él se fuera con la chica y la hermana en un happy end hollywoodiense. Pero no.
La cheerleader se siente atraída por el arquetipo del héroe, no le interesa la persona que hay detrás de ese uniforme. Y detrás de ese uniforme hay un joven de 19 años, inocente, virgen, que siente. Él le dice que estaría dispuesto a escapar con ella. Pero ella no quiere eso, solo quiere la intensidad del momento de enrollarse con un héroe un ratito y luego seguir con su vida. Ella vive en la fantasía de que visitar hospitales como cheerleader es una gran labor social y es suficiente para justificar la superficialidad de su profesión. Cuando él se da cuenta por la cara de ella que ella no se escaparía con él a ninguna parte, adopta de nuevo la estrategia de mostrar lo que los demás esperan de él. Esa escena es magnífica y resume toda la película.
Él, en su ingenuidad, se había abierto a ella, revelándole eso, que había aprendido a decir lo que los demás esperaban escuchar. Y solo al final se da cuenta de que ella también espera un papel determinado de él, y si se sale del papel, ya no le interesa.
Es por eso que, pese a los esfuerzos de su hermana de sacarle del ámbito militar él no se escapa del mundo militar. La hermana es la única que se interesa por la persona y no por el personaje, se siente culpable porque su hermano termina en Irak por causa suya, por querer defenderla. Y se da cuenta del sufrimiento del chico, de su estrés postraumático, y le quiere ayudar.
Y él duda hasta el final, y es la cheerleader la que le saca de la duda. La que le muestra la hipocresía y futilidad de ese mundo, que les muestra como héroes en TV pero luego son despreciados en persona, ahí representado por el espectador que insinúa que son gays, por los tramoyistas que van a pegarles y finalmente por la cheerleader misma que no aprecia su invitación a escaparse con él. Y con ninguna perspectiva de futuro más que ir a trabajar a un McDonalds. La guinda es esa chica, que parece tan apasionada y en realidad no le interesa en absoluto el destino de esa persona, al contrario, se decepciona si el no vuelve a Irak. ¿Qué clase de amor es ese que quieres que la persona que se supone que amas se vaya a una guerra quizás para no volver?
En contraposición, sus compañeros. Me gustó mucho el personaje del sargento, y el actor lo borda, mostrándolo duro pero se le entrevé a él también sus emociones. Es el personaje que quizás vea más claro todo el percal, y por eso protege al protagonista, haciéndole ver dónde de verdad tiene una casa, una familia, gente que se preocupa por él. Y es el único que le valora, que le dice que es necesario.
Por eso el final, diciéndose todos "I love you" de esa manera tan militar y a la vez tan auténtica, tiene mucho sentido. Sabe que sus compañeros son como son, que no hay dobleces, que puede contar con ellos. Es la única certeza que le queda y por eso escoge eso y no vivir en una sociedad que lo trata como un muñeco de usar y tirar.
Final redondo para una película sin fisuras.
La cheerleader se siente atraída por el arquetipo del héroe, no le interesa la persona que hay detrás de ese uniforme. Y detrás de ese uniforme hay un joven de 19 años, inocente, virgen, que siente. Él le dice que estaría dispuesto a escapar con ella. Pero ella no quiere eso, solo quiere la intensidad del momento de enrollarse con un héroe un ratito y luego seguir con su vida. Ella vive en la fantasía de que visitar hospitales como cheerleader es una gran labor social y es suficiente para justificar la superficialidad de su profesión. Cuando él se da cuenta por la cara de ella que ella no se escaparía con él a ninguna parte, adopta de nuevo la estrategia de mostrar lo que los demás esperan de él. Esa escena es magnífica y resume toda la película.
Él, en su ingenuidad, se había abierto a ella, revelándole eso, que había aprendido a decir lo que los demás esperaban escuchar. Y solo al final se da cuenta de que ella también espera un papel determinado de él, y si se sale del papel, ya no le interesa.
Es por eso que, pese a los esfuerzos de su hermana de sacarle del ámbito militar él no se escapa del mundo militar. La hermana es la única que se interesa por la persona y no por el personaje, se siente culpable porque su hermano termina en Irak por causa suya, por querer defenderla. Y se da cuenta del sufrimiento del chico, de su estrés postraumático, y le quiere ayudar.
Y él duda hasta el final, y es la cheerleader la que le saca de la duda. La que le muestra la hipocresía y futilidad de ese mundo, que les muestra como héroes en TV pero luego son despreciados en persona, ahí representado por el espectador que insinúa que son gays, por los tramoyistas que van a pegarles y finalmente por la cheerleader misma que no aprecia su invitación a escaparse con él. Y con ninguna perspectiva de futuro más que ir a trabajar a un McDonalds. La guinda es esa chica, que parece tan apasionada y en realidad no le interesa en absoluto el destino de esa persona, al contrario, se decepciona si el no vuelve a Irak. ¿Qué clase de amor es ese que quieres que la persona que se supone que amas se vaya a una guerra quizás para no volver?
En contraposición, sus compañeros. Me gustó mucho el personaje del sargento, y el actor lo borda, mostrándolo duro pero se le entrevé a él también sus emociones. Es el personaje que quizás vea más claro todo el percal, y por eso protege al protagonista, haciéndole ver dónde de verdad tiene una casa, una familia, gente que se preocupa por él. Y es el único que le valora, que le dice que es necesario.
Por eso el final, diciéndose todos "I love you" de esa manera tan militar y a la vez tan auténtica, tiene mucho sentido. Sabe que sus compañeros son como son, que no hay dobleces, que puede contar con ellos. Es la única certeza que le queda y por eso escoge eso y no vivir en una sociedad que lo trata como un muñeco de usar y tirar.
Final redondo para una película sin fisuras.