Disney lo intenta con acción real tras el clasicazo que se marcaron en el 67 y eliminan canciones, le aportan seriedad aunque el humor de vez en cuando no faltan y tratan de darle la mayor verosimilitud posible. El problema es que es continuación más que adaptación y parece más una película sobre la historia de Edgar Rice Burroughs que la original de Rudyard Kipling. La de Burroughs por si no lo saben es el Tarzán que todos conocemos. En esta ocasión con una película simple, entretenida y con buena banda sonora ya que en el apartado actores no hay mucho que contar, cumplen sin destacar. No hay muchas aberraciones en ella y por ello al igual que no tiene aberraciones también carece de innovación, sorpresas y emoción pero al menos cumple como pasatiempo. Sommers ya hacía sus pinitos con escenas de aventuras con columnas, arena y templos que le sirvieron para dirigir la magnífica e infravalorada La momia. En esta ocasión con caras conocidas actualmente evidentemente ahí más jóvenes como Elwes o Headey trabajan personajes estereotipados y previsibles en sus funciones. No es una cinta sorprendente pero te dejará más bien indiferente que satisfecho, se disfruta momentáneamente, de ahí que casi nadie la recuerde actualmente. Una lástima porque hasta la gente recuerda más la horrible El libro de la selva 2 de dibujos que esta. Pasable.