Luego de haber leído todos los comentarios publicados hasta hoy (abril 7 de 2015) en el que prácticamente todos cuentan linealmente el relato y a nadie se le exigió spoiler, me siento como un tarado por el comentario que pongo a continuación, que me demandó demasiado tiempo tratando de hacer una redacción para evitar que me obligaran a publicarlo debajo de la línea final.

Esta es una historia de pérdidas, soledades y redención. Claire sufre dolor crónico de espalda que es casi invalidante, en automóvil viaja acostada, consume toneladas de analgésicos, hace hidroterapia y acude a grupos de autoayuda. Pero, además, tiene un carácter irascible, es sarcástica, cruel, demandante y totalmente desaliñada. Uno se pregunta si ¿su forma de ser es consecuencia del dolor físico o a la inversa? Una extraordinaria interpretación de Jennifer Aniston —en una desconocida cuerda dramática en la actriz— en la mitad del metraje nos muestra que la pregunta no se contesta con ninguna de ambas respuestas.

Y hay que disfrutar al mango del trabajo de la mexicana Adriana Barraza, que compone una criada con un humanismo rayano en la sumisión; más que personaje secundario su trabajo la eleva al rango de co-protagonista y que se permite estallar con furia ante la conducta enferma de su patrona.

Incomunicación terrenal (ver la escena en que la mucama discute con su hija adolescente en español, mientras que la gurisa le contesta en inglés); dolor del alma que se suma al físico y recién se revela cuando han transcurrido 40 minutos de proyección; y por último el camino que conduce al inicio del duelo en un final que