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Voto de antonalva:
7
Drama Biopic del mítico empresario y programador informático Steve Jobs (1955-2011), centrado en la época en la que lanzó los tres productos icónicos de Apple.
2 de enero de 2016
79 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
El éxito de esta cinta radica sobre todo en su excelente guión, que no pretende narrar la vida de su mesiánico protagonista de forma canónica y previsible, sino que se centra sólo en tres momentos significativos pero que muestran a la perfección la clase de persona que era (endiosado, engreído, brillante y acomplejado), sus inadaptación constante (su falta de empatía, su nula tolerancia a la frustración, sus notorias carencias afectivas), su delirio por el diseño, la imagen y el marketing más allá de lo utilitario, sino como un fin en sí mismo (sobrevender humo, anunciar lo inexistente, pergeñar sueños arrogantes) y su maniático empeño por el control total y su opacidad absoluta.

¿Fue Steve Jobs un genio? En la medida en que la palabra ‘genio’ ha sufrido una devaluación constante y se utiliza con inflacionaria generosidad, sin rigor y como mero reclamo publicitario vacío de significado, la pregunta carece de cualquier interés. Quizás este interrogante haya sido importante para algunas personas retratadas en esta biografía nada complaciente sobre una persona que supo servirse del poder de la imagen para labrarse y difundir un olimpo personal, machacón y ególatra de sí mismo, sin más aval que su personalidad arrolladora, obsesiva y grandilocuente.

Como siempre en una biografía, no estamos ante la verdad absoluta de los hechos (que es inabarcable, multiforme e inasible), sino ante un posible enfoque, una visión, una potencial lectura de lo que quizás fue más significativo, centrándose en unos aspectos y omitiendo otros, pero es innegable que la representación que prevalece resulta verosímil y se ajusta bastante a los datos objetivos de su periplo vital: fue un hijo entregado en adopción, fue un padre que se negó durante lustros a reconocer a su hija biológica, fundó una empresa, fue echado de la misma, fracasó y resucitó, regresó finalmente en loor de multitudes y dejó su huella en todo lo que emprendió. El que el soberbio guión de Aaron Sorkin se detenga en ciertos aspectos ingratos, no añade ni resta valor al proyecto, sino que su máximo logro radica en crear un personaje verosímil y redondeado que da la sensación de haber podido ser tal y como se refleja en pantalla.

También se ilustra con nitidez la discrepancia entre imagen pública y vida privada, entre el brillo del escenario y la mezquindad entre candilejas. Para ello ha contado con la inestimable complicidad y entrega de Michael Fassbender y Kate Winslet, ambos inmensos. Quizás haya a quien le perezca que contiene demasiados diálogos y demasiada poca acción, pero debemos de ponderar la importancia de la palabra como pilar de la cultura o sucumbiremos a los idólatras iletrados de la imagen.
antonalva
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