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Voto de Quatermain80:
8
Bélico. Drama Jim es un niño rico que nunca ha trabajado. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, Jim, presionado por su novia, se alista junto a otros dos jóvenes, Bull y Slim. Cuando llegan a Francia se dan cuenta de que la guerra no es lo que esperaban. Película muda cuya estética la convertió enseguida en todo un clásico del séptimo arte. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2012
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tratándose de uno de los títulos clásicos del cine bélico, a muchos espectadores puede sorprenderles que, en la práctica, "sólo" unos 45 minutos se dediquen a mostrar la guerra en toda su crudeza. En efecto, el resto de la película -toda la primera hora y el final- aborda otros aspectos, centrándose en el protagonista y en su historia de amor, enmarcada en una idílica y frecuentemente cómica retaguardia.

Es inevitable percatarse de la influencia que ha ejercido Vidor en el cine posterior, y algunas secuencias de este filme son buen ejemplo de ello (más allá de las propiamente bélicas, imitadas hasta la saciedad, me hizo gracia una en la que Renée Adoré besa a John Gilbert allí donde este le indica que se ha lastimado, una idea que retomará Spielberg en "Raiders of the lost Ark"). Como es habitual en su cine, presta especial atención a las posturas individuales en momentos de crisis o trascendencia, y trata siempre de hallar motivos para la esperanza, incluso en las circunstancias en las que esta parece imposible (véase el soberbio plano secuencia en el que el protagonista queda inmovilizado en un hoyo junto a un enemigo moribundo; la actitud que adopta entonces es hermosísima, un punto y aparte en medio de una guerra que, más allá de ese hoyo, marcha implacable, sin espacio para la compasión o la comprensión del "otro").

Aunque no tan perfecta en su desarrollo argumental como "The crowd", la película transcurre con perfecta naturalidad visual, logrando Vidor su habitual penetración de los personajes y las claves en las que se mueven; resulta curioso también que el conflicto es presentado como un medio de igualación social, en el que las distinciones y el clasismo desaparecen, transformando a los indivíduos, como se aprecia en el caso del protagonista (un rico y holgazán heredero) y sus dos amigos (pertenecientes a las clases trabajadoras). Las interpretaciones son fabulosas, otro rasgo habitual de las películas de Vidor, que saca lo mejor de los actores, y en particular de las actrices, como ocurre en este caso con Renée Adorée, fantástica y encantadora, especialmente en el antológico plano secuencia del chicle, en el que comicidad y romanticismo se mezclan a la perfección.

Respecto al fragmento puramente bélico, constatar su brillantez formal, su calculado ritmo (siempre in crescendo en dramatismo) y su atractiva fotografía; constituye un gran acierto situar la acción en medio de la noche, lograndose unos efectos soberbios alternando explosiones y oscuridad, movimiento y espera. Además, y desde un punto de vista puramente práctico, tanto la oscuridad como los destellos sugieren la realidad del bombardeo evitando mostrarlo, decisión que, atendiendo a los recursos de la época, es del todo afortunada.

Nada diré del final salvo que, efectivamente, "huele a Thalberg", y que en cualquier caso, más allá de gustos personales, cierra eficazmente esta gran película.
Quatermain80
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