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Voto de Quatermain80:
8
6,9
3.271
Terror. Fantástico. Intriga
El Profesor Henry Harrington (Maurice Denham), un investigador de sectas que venía denunciando las actividades demonológicas del Dr. Karswell, muere en un extraño accidente. El psicólogo norteamericano John Holden (Dana Andrews), que se encuentra de visita en Londres, es bastante escéptico respecto a cuestiones tales como la brujería y las sectas satánicas, a pesar de lo cual investigará el caso, con la colaboración de la sobrina del difunto. (FILMAFFINITY) [+]
6 de marzo de 2011
46 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya tenía yo ganas de escribir un comentario acerca de una película de Jacques Tourneur, un director cuyo nombre estaría entre los más grandes del séptimo arte de haber contado con más medios y mejor suerte. Pese a ello, su obra es un ejemplo de variedad, brillantez (formal y narrativa), economía y oficio, cualidades que no muchos colegas de profesión pudieron reunir al mismo tiempo. Posee una gran facilidad para lo interesante, y muy particularmente para sugerir inquietud y desasosiego en el espectador, que al ver sus filmes experimenta sensaciones similares a las que genera la lectura de los relatos de Poe, o como es el caso de esta película, de Montague R. James.
Debo señalar que el presente filme es uno de mis favoritos dentro del género de misterio y terror que tan brillantemente abordó Tourneur en obras como "Cat People" o "Yo anduve con un Zombie". El argumento, que aborda el culto al diablo y la dialéctica entre superstición y escepticismo (lo irracional frente a lo racional, las creencias frente a los hechos), toma como eje fundamental el personaje interpretado por Dana Andrews, un científico escéptico que se verá enfrentado a ese mundo oculto y sobrenatural que rechaza. Una vez más encontramos en él una figura arquetípica en la filmografía de Tourneur, la del "héroe" que no alcanza a comprender lo que sucede a su alrededor, viendo crecer en su interior dudas irresolubles que le llevan a cuestionarse sus certezas; esta concepción del protagonista es muy acertada, pues sirve para establecer una identificación poderosa con los espectadores de la película.
El estilo del que Tourneur hace gala en esta obra es soberbio, y sólo presenta algunos inconvenientes narrativos que abordaré más adelante; el empleo de la luz, y sobre todo el papel que juegan las sombras como potenciales fuentes de inquietud y amenaza se revelan como las mejores bazas formales (véanse la sugerente secuencia inicial con Harrington al volante, o la de Dana Andrews huyendo por el fantasmagórico bosque), si bien hay que resaltar la importancia que se concede al sonido, especialmente en la magnífica secuencia de la tormenta, y la relevancia de la banda sonora, que acompaña y subraya adecuadamente la narración. No sólo el argumento (bien construido a través de un guión francamente notable) abunda en la ambigüedad del filme, sino que el conjunto de los hallazgos formales refuerzan tal impresión, bien apoyada además por la correcta labor del protagonista, Dana Andrews, y muy especialmente por el personaje que interpreta Niall MacGinnis, un amable y educado Julian Karswell cuya otra cara constituye, por sí misma, una fuente de desasosiego; la interpretación de Peggy Cummins, por el contrario, me pareció algo floja, aunque es cierto que su personaje tiene menos interés que los otros.
En cuanto a los inconvenientes antes apuntados (que tienen que ver con la materialización de su satánica majestad), paso a comentarlos en spoiler.
Debo señalar que el presente filme es uno de mis favoritos dentro del género de misterio y terror que tan brillantemente abordó Tourneur en obras como "Cat People" o "Yo anduve con un Zombie". El argumento, que aborda el culto al diablo y la dialéctica entre superstición y escepticismo (lo irracional frente a lo racional, las creencias frente a los hechos), toma como eje fundamental el personaje interpretado por Dana Andrews, un científico escéptico que se verá enfrentado a ese mundo oculto y sobrenatural que rechaza. Una vez más encontramos en él una figura arquetípica en la filmografía de Tourneur, la del "héroe" que no alcanza a comprender lo que sucede a su alrededor, viendo crecer en su interior dudas irresolubles que le llevan a cuestionarse sus certezas; esta concepción del protagonista es muy acertada, pues sirve para establecer una identificación poderosa con los espectadores de la película.
El estilo del que Tourneur hace gala en esta obra es soberbio, y sólo presenta algunos inconvenientes narrativos que abordaré más adelante; el empleo de la luz, y sobre todo el papel que juegan las sombras como potenciales fuentes de inquietud y amenaza se revelan como las mejores bazas formales (véanse la sugerente secuencia inicial con Harrington al volante, o la de Dana Andrews huyendo por el fantasmagórico bosque), si bien hay que resaltar la importancia que se concede al sonido, especialmente en la magnífica secuencia de la tormenta, y la relevancia de la banda sonora, que acompaña y subraya adecuadamente la narración. No sólo el argumento (bien construido a través de un guión francamente notable) abunda en la ambigüedad del filme, sino que el conjunto de los hallazgos formales refuerzan tal impresión, bien apoyada además por la correcta labor del protagonista, Dana Andrews, y muy especialmente por el personaje que interpreta Niall MacGinnis, un amable y educado Julian Karswell cuya otra cara constituye, por sí misma, una fuente de desasosiego; la interpretación de Peggy Cummins, por el contrario, me pareció algo floja, aunque es cierto que su personaje tiene menos interés que los otros.
En cuanto a los inconvenientes antes apuntados (que tienen que ver con la materialización de su satánica majestad), paso a comentarlos en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esta película cuenta con la particularidad de tener dos prólogos; el primero, soberbio, nos muestra Stonehenge (con planos de gran dramatismo, a base de contrapicados) y nos introduce en ambiente a través de una poderosa voz en off, dando paso a los títulos de crédito. Tras ellos da comienzo el segundo, que relata el ominoso viaje de Harrington al encuentro de Karswell, así como su muerte, a manos del mismísimo demonio; pese a que formalmente es espléndido, su inclusión constituye un claro error narrativo, del que debe responsabilizarse al productor ejecutivo, Hal. E. Chester, que insistió en mostrar al diablo, torciendo la voluntad de Tourneur y del principal guionista, Carles Bennett, quienes hubieran preferido limitar su aparición a los breves instantes finales. Esta solución (incluso se podría optar por no mostrar al demonio en absoluto, como ocurre en la secuencia del bosque) hubiera sido más acorde con el estilo de Tourneur, que sabía perfectamente que sugerir era mucho mejor que mostrar, y hubiera reforzado la natural ambigüedad que desprende la película. Por lo demás, el monstruo en sí hoy no nos da ningún miedo, pero nos recuerda aquéllos tiempos heróicos, huérfanos de efectos digitales.