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España España · Barcelona
Voto de did79:
3
Terror Una madre le regala a su hijo un muñeco por su cumpleaños, sin ser consciente de la naturaleza maligna que esconde en su interior. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2019
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Muñeco Diabólico" supuso para la mayoría de adolescentes de la época un golpe bajo en aquellos terrores más primitivos e inconscientes de todo niño, ese miedo a que nuestros juguetes cobraran vida por la noche. Así nació Chucky, icono del cine moderno de terror y del cine en general.

Dos secuelas directas, dos entregas que se alejaban del elemento puramente terrorífico abrazando el humor más gamberro y dos secuelas más volviendo a los orígenes, ya desgastaron la fórmula de manera insalvable. ¿Entonces que opción quedaba? Pues la moda que impera en la actualidad, el reboot o reinicio de la saga. ¿Original, verdad?

Poco puede uno esperar al volver a ver una película con el malvado muñeco como protagonista, salvo que el nivel de salvajismo sea más elevado y nos presente nuevas y espeluznantes secuencias. El film de Klevberg, tiene mucho de lo primero y poco de lo segundo. Dos son los grandes errores que comete directamente; uno, y el más grave, es el horroroso diseño del nuevo muñeco, más Piqueras que nunca e incapaz de inquietar. El segundo, es prescindir del elemento sobrenatural, que le resta el elemento terrorífico al otrora carismático villano.

¿Cómo puede ser que el muñeco del film original, con muchos menos medios que en la actualidad, resultase mucho más creíble que este Nenuco pucheritos? Chucky ya no da miedo, se muestra imposible, blando e irreal, y al final, con la vuelta de tuerca que ofrece el nuevo guión, es un simple alter ego del protagonista, realizando los actos que éste desearía hacer pero que su conciencia le impide.

Así, el nuevo muñeco asesino es producto directo de la propia sociedad de consumo que lo crea y lo compra. Esta idea sería, en cierta medida, original, si no fuera porque en el fondo oculta una de las críticas más conservadoras vistas últimamente en pantalla. La maldad de Chucky es consecuencia directa de la violencia audiovisual a la que es expuesto todo adolescente, del descuido paternal, de la mala educación y del aislamiento social. Aunque apueste por cierto humor negro, que rápidamente se diluye, el tufillo carca invade todo el mensaje del film.

En conclusión, esperemos que dejen dormir ya a Chucky en su caja de cartón de una vez por todas, que para ofrecer propuestas tan inocuas e irrelevantes como ésta más vale que se dediquen a otros menesteres.

Lo mejor; Al menos el film no copia descaradamente al original, apostando por algo nuevo aunque fallido.

Lo peor; Si hubiera premios a la peor madre del mundo, sin duda Aubrey Plaza sería justa ganadora. Y el horrible diseño de Chucky, presente en nuestras peores pesadillas, pero no por el motivo que se pretende.
did79
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