Llega de Reino Unido una serie de fantasmas pero cambiando a Jennifer Love Hewitt de “Entre fantasmas” por un maromo para incentivar el furor uterino. Su nombre es Theo James y mide 1,85 y pesa 81 kilos, cumpliendo así, un buen coeficiente de masa corporal… aunque dicen las malas lenguas que su cerebro mide tres centímetros y pesa dos gramos pese a estar licenciado en filosofia. El chico tiene dos requisitos para hacerse famoso: es joven (lo mismo tiene 85 años y es Botox que nunca se sabe…) y le gusta salir desnudo en todas las secuencias (si no sale desnudo marca paquete pero yo no me he fijado, que conste, sino el fantasma que he contratado como experto para escribir esta crítica).

Aunque se desarrolle en Bedlam Heights, un aterrador psiquiátrico convertido en un edificio de apartamentos pijos de la ‘muerte’, y sus títulos de crédito oscilen entre los de “True Blood” y “Buffy Caza vampiros” todo el conjunto pone una nota de color fashion y rosa como ese apartamento principal y sus habitantes súper-guays… Que la emitan en España en Cosmopolitan TV debería dar más pistas. Al protagonista le daban por loco pero realmente tiene un don: ve fantasmas y también cómo murieron. Los elementos están puestos para que alguien al otro lado de la pantalla… pase miedo… mucho miedo… Lancen sus bragas a la pantalla y griten mordiendo la almohada antes de que el protagonista se ponga su toalla y nos enseñe el ‘fantasma’ que lleva entre las piernas…

En Bedlam Heights hay más fantasmas juntos que en todas las partes de “Poltergeist” y supera en horror y musicalidad (pero no en pollos) a ese gran éxito de La Troma llamada “Poultrygeist: Night of the Chicken Dead”. Todos los fantasmas son muy, pero que muy malos. Muy chungos: pasan agua sucia para limpiar los azulejos, temen que les roben la bisutería heredada de la abuela, hacen trompos dentro de los apartamentos y nos quieren recordar el uso del cinturón de seguridad…

Todos los protagonistas son guapos y jóvenes pero los vengativos fantasmas son pálidos, feos y llevan lentillas negras compradas de los chinos. Pese a provenir la mayoría de los fantasmas de antes del pleistoceno conocen la mecánica moderna, el manejo de la luz eléctrica o el moderno mundo de la informática y las redes sociales. Eso es ponerse al día y lo demás son tonterías… “Bedlam” consta de seis episodios en su primera temporada y se espera una segunda con ansiedad uterina y mucho picor aunque, ¿qué le queda por enseñar a Theo James? Los creadores se tendrían que haber visto mucho más las dos partes de “Riget” de Lars Von Trier que meterse en vena fantasmal todas las temporadas de “Melrose Place”. El protagonista dice en un momento del segundo episodio: «Las cosas que veo nunca son cosas buenas». ¿Por qué me pasa lo mismo con estas series ectoplásmicas de televisión?