Tranquilidad. Pureza. Simbiosis con la naturaleza. Autenticidad. Actuaciones que parecen existencias filmadas sin saberse. Se percibe el aroma del amor en la manera excelsa de contar esta historia. Luz mágica que te llena el alma de serenidad. Sensibilidad sin caer nunca en lo empalagoso. Como si la expresión y el devenir de los hechos se hubieran despojado de todo lo superfluo para quedarse con la esencia de la vida. Todo está lleno de magia que trasciende plena armonía con el entorno y los habitantes de este relato. Silencios que me han inundado de paz y gratitud, solo quebrados por los sonidos de la naturaleza que protagoniza e integra en su seno este pequeño universo. Quietud molinista que te lleva de la mano a la experiencia única de la sublimación del amor y su tragedia.
Imprescindible verla solo y buscar el momento para hacerlo. En versión original.