Una joven francesa aparece muerta. La investigación recae en el inspector Colin Sutton, que se enfrenta a su primer caso importante.

La flema británica está presente en cada uno de los tres episodios de esta miniserie, basada en hechos reales, que escarba en los entresijos de la búsqueda de un peligroso asesino. La investigación es recreada de forma minuciosa, verosímil, huyendo de la espectacularidad. Los policías son tipos normales, funcionarios que desean un ascenso, personas que hacen su labor lo mejor que pueden, que cometen errores, que tienen jefes que les vigilan, compañeros a los que no soportan, que se encuentran situaciones que no saben resolver, cuya vida privada sufre alteraciones como consecuencia de su profesión. Desempeñan un trabajo consistente en recopilar datos, analizar información, interrogar testigos, comparar declaraciones, visionar grabaciones, revisar documentos, seguir pistas que a menudo no van a ningún lado, tomar decisiones difíciles, admitir errores, ejercer de líderes de un grupo de agentes, entenderse con sus colegas, vérselas con la burocracia, mantenerse alerta, no perder la esperanza.

Vivimos una época en que buena parte de los thrillers aspiran a ser documentales, y buena parte de los documentales aspiran a ser thrillers. "Manhunt" consigue atrapar la atención y mantener el interés gracias precisamente a su sobriedad, a lo acertado de las interpretaciones, a Martin Clunes, a que predomina la sensación de que no te están engañando. Uno se encuentra con un producto seguro de sí mismo, convincente, serio.