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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Terror. Thriller Steve (Michael Fassbender) organiza una escapada romántica de fin de semana con su novia Jenny (Kelly Reilly), a la que planea pedir matrimonio. Sin embargo, en el tranquilo Lago Edén se encuentran con un grupo de adolescentes problemáticos que convierten lo que pudo ser un fin de semana paradisíaco en su peor pesadilla. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2008
199 de 237 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su arranque es esplendoroso. En una de sus primeras secuencias, un tipo que triplica en edad a unos chavales que sólo se limitan a mostrar síntomas de inmadurez y forzada insubordinación, se enzarza en una pequeña batalla dialéctica con éstos por una simple molestia. Ahí, aparece el conflicto, y cada reacción, cada palabra, parece tener unas dimensiones mayores que las anteriores. Así, el enfrentamiento aturde al espectador, y se palpa una incomodidad descarnada. Una incomodidad que parece mentira que proceda de una situación tan real, tan auténtica. Pero que está ahí, y escarba en tu interior en apenas unos minutos. No se puede pedir más.

De este modo, se podría decir que el debut del autor que ya guionizó otras películas en Inglaterra, parte de un tema bastante candente y realmente embarazoso, como es la posibilidad de que una educación poco idónea lleve a chavales de familias conflictivas a realizar atrocidades a edades tan cortas como las de los que componen "Eden Lake".
Y, ya no diré probablemente, diré con total seguridad, que el cineasta británico se pasa de la raya en alguna ocasión, que roza el extremismo de una propuesta que pudo contener una vertiente mucho más humanística, mucho más verosímil, y acercarnos nuevamente a esa pequeña obra maestra llamada "Deliverance", recordándonos que, a día de hoy, las actuaciones de unos críos no poseen la levedad que se les podría atribuir décadas atrás, porque los tiempos cambian, la sociedad corre, y donde antes se requería un puñado de paletos de pueblo (en "Straw Dogs", mismamente) para provocar el desasosiego personal, ahora basta con un grupo de esos chavales pretendidamente rebeldes y descarados que circulan por ahí, que se creen su papel, y que lo llevan a tales límites, en los que el asesinato y la barbarie no están exentos. Sólo hay que leer las crónicas y darse cuenta. Y repito, Watkins extrema ese factor hasta un punto puramente irracional, pero pese a ello consigue imprimir ese desagrado generalizado ante lo que uno está viendo. No ya porque en ocasiones muestre más de lo que debería, sino porque sabe como empuñar con suficiente contundencia y pericia un tema de lo más peliagudo, blandiéndolo ante el espectador como una tea imponente.

No voy a negar, que llegado un punto perdí el hilo, porque el asunto se había tornado tan crudo y angosto que no podía evitar verme rechazado por ese remolino de consecuencias que conllevan las decisiones de un muchacho tan intempestivo como irracional, pero tras ese tramo donde parecía que, definitivamente, "Eden Lake" dejaba por el camino una fuerza que la había acompañado con vigor, Watkins vuelve a sorprenderme con un final repleto de contundencia que, predecible o no, arroja por la borda cualquier percepción de que aquello sólo había sido fruto de un ejercicio fútil y nos deja un mensaje que resalta un desazón tremendo en mi interior: Las causas, están en el palo. Y me destroza, como pocos han conseguido antes.
Grandine
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