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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
2
Drama Un agente fronterizo está decidido a detener a un delincuente norteamericano que pasa material de contrabando a ilegales a través de la frontera de México. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué pobreza de todo, qué grisura y tibieza, cuánta dejadez y abandono.
Quizás la causa sean los enormes problemas de producción, lo que se tardó en rodarla, todas esas dificultades que fueron surgiendo. O la falta de pericia de Borau. O la escasez de talento de todos. Todo puede ser y seguramente la suma de muchas fuerzas negativas dio inevitablemente como resultado esta película que no sirve para nada; ni como denuncia, hasta un niño de seis años sería capaz de formular un pensamiento más complejo al respecto (me refiero al enunciado que supuestamente sostiene esta historia en palabras del propio director, ese mantra tan pueril que dice que las fronteras son malas y se acabó -claro, y, si nos ponemos a ello, también los ejércitos y las leyes y los jueces, estados, propiedad privada, madrugones, jefes, muerte, bodas, dinero, cumpleaños... y todo lo que no sea aquel paraíso del que salimos tan injustamente cuando la maldita y costillera Eva se enfangó con la dichosa manzana- , sin profundizar mínimamente en asunto de tanto calado y, sobre todo, a la pírrica representación a la que asistimos como vestido de esa idea a la que alumbra con tan poco calor y discernimiento), sobre las injusticias que deparan las fronteras y todos los negocios sucios que acarrean; ni, lo peor, como simple historia de amor y horror entre un virginal y bastante zote sanote jovencito norteamericano y una puta mexicana que, por cierto, Victoria Abril es de largo lo mejor de la función, preciosísima y majísima, además de buena actriz, aunque no muy creíble su personaje (demasiado pimpollo bonito y alma pura para ese ambiente tan sórdido en el que e mueve) bastante maltratado, la pobre se la pasa entre mamadas, desnudos (no es malo verla, pero suena a cupo de carne joven, a cebo, a obligación de la moda-época) y desvaríos varios.
Serían dos parejas de hombres y una mujer. Dos pares de opuestos: Bryant (Carradine) frente a Mitch (Wilson) y los dos jóvenes con caracteres tan diferentes. La raya en medio, la línea que divide el bien y el mal, la esperanza de la miseria.
El malísimo, a morir, a raudales y a rabiar, como para aburrir a un rinoceronte, es el perseguidor de los ilegales, putero y truhanesco. Mitch. Ese dios de los aires que habla con voz de ultratumba desde los cielos y que cuando baja a la tierra se vuelve cutre y terrible.
Bryant aparece y desaparece de la historia a la buena de dios, personaje sin sentido ninguno tal y como está desarrollado; sería algo así como el hombre romántico, el Cocodrilo Dundee de la zona. Puro arquetipo sin consistencia mínima.
El protagonista, Chuck, el chaval rubio es directo y plano, otro personaje grueso y sin sustancia, vacuo, banal, ridículo. Su némesis amistosa, el otro joven pueril que pasaba por allí no tiene ninguna entidad tampoco, penoso monigote como mucho.
Bueno, pues si los personajes están muy mal dibujados y escritos, lo demás es igual o peor, los diálogos son ralos y esquemáticos, básicos, muy primarios, las escenas se suceden con pereza y desinterés, la fotografía es raquítica, la dirección, rudimentaria, el doblaje es horroroso y en general todo adolece de un aire mortecino y descoyuntado, entre el sopor y la desconexión.
Solo ella, Victoria, las buenas intenciones generales y un final que, aunque muy discreto, es más o menos decente y coherente con lo contado anteriormente evitan el desastre absoluto. Su flojera total, su poca chicha y gracia impiden que ofenda, no es una película agresiva ni sensacionalista, es humilde en su pequeñez lastimosa. No molesta, solo desconsuela, pena y cansa.
La eternamente sangrante herida que significa la frontera USA-México (todavía sigue sin cicatrizar. Esa tensión constante entre el efecto llamada de una sociedad opulenta que necesita carne de cañón, mano de obra barata para aumentar beneficios y permitirse ciertos lujos, y la pobreza en la que vive esa otra gente en sus países de origen y que los mueve a la dolorosa emigración. En medio, barreras y policías que sirven de hipócrita filtrado, ese sí pero no interminable que consiste en evitar la llegada masiva para a la vez cerrar los ojos de vez en cuando con el fin de que logren el acceso los más "aptos", los suficientes para que la maquinaria USA siga bien engrasada y los mexicanos sientan que no es imposible pasar, esa selección artificial que provoca una situación no admitida oficialmente en su crudeza, pero de consecuencias evidentes, muchas malas, crimen y explotación, alguna buena, la incorporación de algunos al país que anhelan o sueñan que les va a mejorar la vida) seguramente merecía una mucho mejor película, qué le vamos a hacer.
Ferdydurke
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