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Voto de Ferdydurke:
3
5,7
478
Drama
El nieto de un miembro del Ku Klux Klan decide unirse al movimiento de lucha por los Derechos Civiles en los Estados Unidos al cumplir la mayoría de edad. Basada en la obra autobiográfica de Bob Zellner: "The Wrong Side of Murder Creek".
23 de mayo de 2021
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relaciones Raciales. Llueve sobre mojado.
Flojísima película que parece nacida al calor oportunista de los acontecimientos acaecidos en USA el año pasado con las elecciones presidenciales al fondo y todos esos ávidos y tumultuosos conflictos de intereses, manipulaciones sumarias y propagandas varias. O de cómo la Historia reciente se puede utilizar como arma arrojadiza (electoral) en el presente, o solo hay que echar la vista, o la memoria, si es histórica mucho mejor, valga la jodida redundancia, hacia atrás y ya verás, viva también España y nada más.
Es más o menos lo de siempre, pero un poco peor si cabe, más torpe* y pobre todavía; una serie de anécdotas chuscas, escenas truculentas, amores de risa, abuelos nefandos y proclamas ridículas que no dejan ver, opacan el verdadero motor de los hechos, el político económico que siempre está detrás de todo, al acecho, mueve los hilos, y no las cuitas triviales de unos cuantos individuos que por sí mismos, fuera de un contexto que los ilumine y explique de verdad, no hablamos de cuatro tópicos gruesos y tal vez algo maniqueos mal puestos (es cierto que, sobre todo al principio, se tratan de matizar ciertos aspectos y ampliar algunas perspectivas, pero de manera tan superficial y apresurada, tan de anuncio publicitario, que pierden su posible sentido o valor en gran medida) ni de tres famosos desgajados de su verdadera biografía, como caídos del cielo o simples meteoritos, si no más bien de las fuerzas que mueven a los hombres a su pesar o a las que se adhieren más o menos voluntariamente, no valen ni cuentan nada, son simples monigotes, lo mismo que este chaval pimpollo rubio tan sano y heroico que toma conciencia progresivamente hasta convertirse poco menos que en un santo, bravo, muchacho, jugándose el pellejo y lo otro por todos nosotros, sobre todo por los pobres negros, pero también por los blancos, de paso, los buenos, esos, pocos.
Flojísima película que parece nacida al calor oportunista de los acontecimientos acaecidos en USA el año pasado con las elecciones presidenciales al fondo y todos esos ávidos y tumultuosos conflictos de intereses, manipulaciones sumarias y propagandas varias. O de cómo la Historia reciente se puede utilizar como arma arrojadiza (electoral) en el presente, o solo hay que echar la vista, o la memoria, si es histórica mucho mejor, valga la jodida redundancia, hacia atrás y ya verás, viva también España y nada más.
Es más o menos lo de siempre, pero un poco peor si cabe, más torpe* y pobre todavía; una serie de anécdotas chuscas, escenas truculentas, amores de risa, abuelos nefandos y proclamas ridículas que no dejan ver, opacan el verdadero motor de los hechos, el político económico que siempre está detrás de todo, al acecho, mueve los hilos, y no las cuitas triviales de unos cuantos individuos que por sí mismos, fuera de un contexto que los ilumine y explique de verdad, no hablamos de cuatro tópicos gruesos y tal vez algo maniqueos mal puestos (es cierto que, sobre todo al principio, se tratan de matizar ciertos aspectos y ampliar algunas perspectivas, pero de manera tan superficial y apresurada, tan de anuncio publicitario, que pierden su posible sentido o valor en gran medida) ni de tres famosos desgajados de su verdadera biografía, como caídos del cielo o simples meteoritos, si no más bien de las fuerzas que mueven a los hombres a su pesar o a las que se adhieren más o menos voluntariamente, no valen ni cuentan nada, son simples monigotes, lo mismo que este chaval pimpollo rubio tan sano y heroico que toma conciencia progresivamente hasta convertirse poco menos que en un santo, bravo, muchacho, jugándose el pellejo y lo otro por todos nosotros, sobre todo por los pobres negros, pero también por los blancos, de paso, los buenos, esos, pocos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
* Solo hay que ver esas abismales y multitudinarias palizas a quemarropa perpetradas con todo tipo de utensilios que las más de las veces se resuelven con un par de vendas o un tobillo torcido y a correr que son dos días, cuando en verdad con que solo uno te pillara medio bien en un mal sitio, ahí te hubieras quedado para los restos, definitiva y tristemente muerto; o ese vaso que casual e inesperadamente de la misma mano tonta se cae con el indudable fin, como sabía el cristalero cuando estaba en ello, de que el deseo humano más sano y bello se abra paso en la noche más hermosa; o qué decir de ese abuelete que amenaza a su nieto tan ricamente y aquí no ha pasado nada, qué siniestro el puto viejo.
Todo es prosaico, vulgar, acelerado, a la carrera, simplón, como pensado para mentes muy débiles, para los más mansos o para seres la mar de bondadosos, esa terrible entente o encrucijada, no ha lugar a cuestionamientos de los verdaderos poderes ni mucho menos a posibles ambigüedades, contradicciones, sorpresas, meandros, descubrimientos, paradojas y todas esas cosas tan engorrosas, desagradables, obsoletas y aburridas cuando hablamos de evidencias tan clamorosas y cuando los malos está claro que son esos tipos tan grotescos de las capuchas, por supuesto, y no mires más arriba ni más lejos, Jesusito mío, que el cielo está vacío y te puedes caer de culo, tú sigue la corriente, la senda, el camino de santidad y el premio por fin obtendrás y en la cama en el sueño de los justos te refocilarás.
Parece como que se hubiera hecho con poco dinero y mucha prisa, venga, va, que este es el momento y no hay otro, la gran oportunidad de nuestras vidas, de hecho, el arriba firmante, Barry Alexander Brown más concretamente, dirige, escribe y monta, y no la interpreta por la cosa de la edad y eso, que si no, ahí le veríamos partiendo el viento.
P.D.: Hasta Jean-Paul Sartre se hubiera enamorado perdidamente, y hasta es posible que la hubiera deseado un poco, de esa políglota tan pintiparada y preciosa, qué menos que este zangolotino tan tierno, por lo que no se lo tengamos en cuenta, seamos buenos, el pecado de la carne debe quedar perdonado y absuelto, no es de hierro.
Todo es prosaico, vulgar, acelerado, a la carrera, simplón, como pensado para mentes muy débiles, para los más mansos o para seres la mar de bondadosos, esa terrible entente o encrucijada, no ha lugar a cuestionamientos de los verdaderos poderes ni mucho menos a posibles ambigüedades, contradicciones, sorpresas, meandros, descubrimientos, paradojas y todas esas cosas tan engorrosas, desagradables, obsoletas y aburridas cuando hablamos de evidencias tan clamorosas y cuando los malos está claro que son esos tipos tan grotescos de las capuchas, por supuesto, y no mires más arriba ni más lejos, Jesusito mío, que el cielo está vacío y te puedes caer de culo, tú sigue la corriente, la senda, el camino de santidad y el premio por fin obtendrás y en la cama en el sueño de los justos te refocilarás.
Parece como que se hubiera hecho con poco dinero y mucha prisa, venga, va, que este es el momento y no hay otro, la gran oportunidad de nuestras vidas, de hecho, el arriba firmante, Barry Alexander Brown más concretamente, dirige, escribe y monta, y no la interpreta por la cosa de la edad y eso, que si no, ahí le veríamos partiendo el viento.
P.D.: Hasta Jean-Paul Sartre se hubiera enamorado perdidamente, y hasta es posible que la hubiera deseado un poco, de esa políglota tan pintiparada y preciosa, qué menos que este zangolotino tan tierno, por lo que no se lo tengamos en cuenta, seamos buenos, el pecado de la carne debe quedar perdonado y absuelto, no es de hierro.