Siete cortos de unos diez minutos en un conjunto lamentable. Pobreza de ideas y medios.
Actores y actrices conocidos haciendo el ridículo.
Humor, libertad y experimentación fracasando con estrépito. Hay alguna luz, pero prevalece una ominosa oscuridad.
El espectador se siente apaleado por el aburrimiento y la estulticia. Te muelen a palos de pretensión y necedad. Entras en coma, en un sopor anonadado y estupefaciente. Te haces preguntas sin respuesta. Boqueas como pez fuera del agua y no entiendes nada.
- Primero (Douglas, Goldblum y Hannah): bobo, ingeniosillo y perdonable. Una estupidez que se salva por la patética canción.
-Segundo (Knightley): decente y cansino. Se deja ver y no ofende. Soportable.
-Tercero (Blanchett): muy malo. Grotesco y desquiciado, pésimo y ridículo.
-Cuarto (Gandolfini): el mejor o menos malo. Correcto. Bien interpretado por el inmortal Soprano y con una historia pasable.
-Quinto (Bettany): infame por lo vacuo y pretencioso.
-Sexto (Gambon, Jackman y Mastrantonio): ¡el horror! En los límites de lo penoso, tanto en la forma como en el fondo.
-Séptimo (Hartnett): Malo pero no demasiado. Mas o menos lograda apuesta por lo poético siniestro.
Propuesta feísta y naíf. Conjunto de desatinos indies, displicentes y perezosos, que nunca debió hacerse.