La verdad es que disfruté tanto de la primera entrega de estos Animales Fantásticos como me he aburrido con esta segunda. El crédito que Rowling apuntaba como guionista se ha contrarrestado como por arte magia (lo siento no he podido evitarlo). Y todo el asunto ha perdido frescura, ritmo y mag..., o sea interés, constituido en una especie de prólogo muy extenso y farragoso, sin foco determinado en aras de lo que vendrá en un futuro que esperemos sea más interesante. Los personajes han perdido su condición de tal y son paja de relleno en un saco hipervoluminoso y apenas pirotécnico con alguna que otra escena espectacular y mucha varita dando la vara por aquí y por allá. Law y Deep ejercen de artistas invitados, el primero intentando sin donde agarrarse a que añoremos al entrañable Dumbledore y el segundo con un look entre Almodovar y Hitler pidiendo a gritos más guión y menos efectos. Ah, también sale Redmayne y sus amigos aunque no lo parezca. En fin concedamoslé un voto de confianza a la autora de Potter y esperemos que Yates o abandone el monopolio o por lo menos que quite el piloto automático. "Los crímenes de Grindelwald" suena a Conan Doyle, a Poe, incluso a Aghata Crhistie. Ya quisiera Rowling.

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