Hay que reconocerle a los norteamericanos la capacidad, hasta la fecha, de autocriticarse a nivel mundial con una de sus mejores "armas", que es el cine. Bill Gates produce este documental dirigido por Guggemgeim que consiguió el Oscar por su anterior visión del deterioro ambiental del planeta con Una verdad inconveniente. En él, sin que lleguemos a ser expertos en la materia, llegamos a la conclusión de que el sistema educativo norteamericano, adolece de una profunda crisis que condena a la mitad de los niños y por tanto su futuro personal y como nación a una vida muy por debajo de sus derechos y posibilidades.

Con un tono pausado, didáctico y bastante emotivo, vemos como una prospera y rica nación ha dejado de lado su sistema educativo y en apenas cuatro décadas el mayor tesoro de cualquier sociedad va a pasar una factura dificil de pagar y más en los tiempos que corren.

La falta de unidad de criterios a nivel nacional, el estatus de funcionario inamovible del profesorado apoyado por sindicatos corporativistas y la falta de voluntad política de realizar cambios sustanciales son algunos de los problemas que refleja la cinta, aunque es evidente que no terminan ahí. El capitalismo salvaje creador de abismos clasistas, donde los centros privados la mayoría en manos de religiosos constituyen una gran fuente de ingresos y adoctrinamiento social sumado a la falta de empleo y educación (la pescadilla que se muerde la cola) de las familias, se suman al problema.

Para un profesorado de autentica vocación es muy dificil y muy duro ejercer su labor en condiciones que le generan frustración personal, escasa remuneración y reconocimiento social.

Como muy bien sabemos no es solo un problema del otro lado del atlántico y no tenemos que correr mucho para encontrar desaguisados parecidos o peores.

Al final se nos encoje el corazón cuando vemos a padres e hijos abocados al juego de la lotería educacional. Así nos va y nos irá.