14 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarantino es un perfecto ejemplo de cine visual con toques de western, artes marciales, cine negro e historia de venganza. Nuestro Tarantino se supera en esta entrega, más elaborada que la primera y también superior, aunque no por las razones que esgrimen los críticos (como que tiene diálogos más brillantes o que los personajes son más profundos) sino porque no incurre en los excesos, a ratos grotescos, de la primera. Esta segunda entrega nos ayuda a atar los cabos sueltos que había quedado la primera y así perfilar mejor la historia y los personajes.
Detrás de toda obra de cine late una visión del mundo, una cosmovisión, en este sentido Kill Bill (I Y II) son dos historias visuales con reminiscencias de personajes de cómic y superhéroes. Es un hermoso tebeo llevado a la pantalla con magistral pericia (la fotografía y los planos son sencillamente espectaculares) y así es como hay que juzgar la cinta, sin pedirle más pretensiones intelectuales. El uso de las escenas retrospectivas está muy logrado y consigue que vayamos completando las piezas del rompecabezas.
Uma thurman está insuperable y su belleza sobrecoge incluso en las escenas de lucha más sangrientas. David Caradine brilla, como es habitual en él, haciendo de malvado y resto del reparto hacen interpretaciones muy profesionales. Los únicos fallos que veo en la película son que a veces se hace demasiado lenta (quizá tratando de imitar el estilo spaghetti western) y que estira el final con unos diálogos y reflexiones innecesarias. Como película le doy un notable alto, aunque desde el punto de vista técnico es de matrícula de honor.
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