Sensiblera, manipuladora, maníquea, edulcorada, pastosa, telefilm dominguero con efectos especiales, empalagosa, ñoña... Muchos definirán así esta película y sus motivos tienen porque yo también lo comparto en cierto modo. ¿Pero qué quieres que te diga? Me ha gustado. Yo suelo rajar de películas muy empalagosas o manipuladoras, pero no sé si será porque la vi en el día más melancólico de mi vida o porque año nuevo, vida nueva, pero el caso es que aún reconociendo lo evidente, la he disfrutado.

No he leído la novela así que salvo por la historia en sí, la juzgo como película y no como adaptación. Peter Jackson es un gran director, no se puede negar, con esa pinta de primo de Michael Moore y tras dirigir la madre de las trilogías épicas cuesta creer que él sea el artífice de esta cinta tan "para toda la familia".

Hay que tener en cuenta que el tema a tratar es muy delicado y más en estos tiempos, por lo que se justifica tanto azúcar. El rollo místico, metafísico o divino y su conexión con la vida real, te podrá gustar o no, pero son las reglas de juego que hay que aceptar para poder disfrutar (o al menos intentarlo con predisposición) de esta peli. El diseño de ese limbo es bello pero recargado, me sobrán muchas imágenes y metáforas, pero bueno.

-Saoirse Ronan lo peta, esta chica tiene mucho talento, ya que convierte en especial a un personaje que salvo por su trágico destino es del montón en lo que a personalidad se refiere.
-Tucci también está genial, dando verdadero asco sin perder el toque humano de su personaje.
-En cambio Wahlberg desaprovecha un buen papel y no transmite nada y Rachel Weisz hace lo que puede con un personaje sin apenas matices.
-Y el personaje de Susan Sarandon, divertido pero poco relevante.

Resumiendo, es una peli recomendable pero hay que ser consciente de lo pasteloso del asunto, aunque quizás te guste si te pilla en el día más melancólico de tu vida.

En spoiler lo que no me ha gustado.