Media votos
6,8
Votos
66
Críticas
19
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Diego Vitacca:
8
2015
Héctor Lozano (Creador), Eduard Cortés ...
7,6
11.364
Serie de TV. Drama. Comedia
Serie de TV (2015-2018). 3 temporadas. 40 episodios. El profesor de filosofía Merlí Bergeron (Francesc Orella) escoge a un grupo de alumnos de bachillerato para convertirlos en "los peripatéticos del siglo XXI". Como si se tratara de un nuevo Aristóteles, Merlí les enseña a cuestionar las cosas y a reflexionar. Pero, por su carácter irónico e irritante, despierta antipatías en el instituto, porque no todos los profesores están ... [+]
25 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo la crítica en ZONA SPOILER porque no me fue aceptada en este lugar, y me sugirieron usar la SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Serie que no podremos olvidar, con una primera temporada homogénea y sólida construida sobre un guión que fluye con naturalidad, contundencia y actores que comandados por Merlí nos envuelven en el mundo fantástico del Guimerá.
Costará mantener el guión en que nada sobra y todo está en su lugar al iniciar y transcurrir la segunda temporada, tanto en el proceso de apertura a las vidas familiares de los alumnos como en los movimientos en el staff. Tania da indicios de lo descollante que será cuando su papel se lo permita, Pol nunca pierde la solidez, y el mundo alrededor de Merlí sigue rodeado de elementos con brillo propio. Joan, en uno de los roles más fascinantes del primer año (sus declaraciones de amor que no reparan en el después son mucho más que un acierto), se convierte hasta no agradarnos tanto. Son un acierto Gina, Rufo y Gerard, como Oliver y Oksana, Eugeni, o Marc y su hermano, Pau. Ni hablar Iván, que sabrá ganarse su lugar. La serie es lo que se diría transgresora, y tras los tantos dardos en el centro en la temporada inicial, vendrán algunos excesos de diversidad, no tanto por no ser creíbles como por no permitirnos respirar. Pero pasa rápido.
El destino de Coralina, la profesora malvada al límite de lo inverosímil será un pase de magia, magistral, inteligente, tan inesperado como bien sustentado. Son los momentos en que la segunda temporada ya ha retomado vuelo y cada pieza de la narración se justifica, tiene un por qué, una causa, una cohesión incisiva que volveremos a admirar por todo lo que acierta aun jugando en el límite. Y Merlí siempre el eje en torno al cual sus alumnos crecen, erran, viven, lloran y buscan la felicidad, tal como él y el mundo adulto que también se construye junto a él. Tras un Bruno demasiado tibio, Tania definitivamente definitivamente podrá enamorarnos. En torno a ella el guión patinará sobre el final, buscando el cierre, tras haber construido con esfuerzo, alas y sueños una relación de otro mundo.
Hay mucho para imaginar y pensar sobre qué será de nuestros hijos en sus bachilleratos, o recordar qué fue de los nuestros, o para entender un poco mejor el origen del mundo adulto, la complejidad de ser padre, las clases heterogéneas en que conviven unos casi adultos con unos casi niños, y todos lanzados en esa selva que casi siempre es un sálvese quien pueda. Aunque ellos con la suerte de tener un Merlí.
Costará mantener el guión en que nada sobra y todo está en su lugar al iniciar y transcurrir la segunda temporada, tanto en el proceso de apertura a las vidas familiares de los alumnos como en los movimientos en el staff. Tania da indicios de lo descollante que será cuando su papel se lo permita, Pol nunca pierde la solidez, y el mundo alrededor de Merlí sigue rodeado de elementos con brillo propio. Joan, en uno de los roles más fascinantes del primer año (sus declaraciones de amor que no reparan en el después son mucho más que un acierto), se convierte hasta no agradarnos tanto. Son un acierto Gina, Rufo y Gerard, como Oliver y Oksana, Eugeni, o Marc y su hermano, Pau. Ni hablar Iván, que sabrá ganarse su lugar. La serie es lo que se diría transgresora, y tras los tantos dardos en el centro en la temporada inicial, vendrán algunos excesos de diversidad, no tanto por no ser creíbles como por no permitirnos respirar. Pero pasa rápido.
El destino de Coralina, la profesora malvada al límite de lo inverosímil será un pase de magia, magistral, inteligente, tan inesperado como bien sustentado. Son los momentos en que la segunda temporada ya ha retomado vuelo y cada pieza de la narración se justifica, tiene un por qué, una causa, una cohesión incisiva que volveremos a admirar por todo lo que acierta aun jugando en el límite. Y Merlí siempre el eje en torno al cual sus alumnos crecen, erran, viven, lloran y buscan la felicidad, tal como él y el mundo adulto que también se construye junto a él. Tras un Bruno demasiado tibio, Tania definitivamente definitivamente podrá enamorarnos. En torno a ella el guión patinará sobre el final, buscando el cierre, tras haber construido con esfuerzo, alas y sueños una relación de otro mundo.
Hay mucho para imaginar y pensar sobre qué será de nuestros hijos en sus bachilleratos, o recordar qué fue de los nuestros, o para entender un poco mejor el origen del mundo adulto, la complejidad de ser padre, las clases heterogéneas en que conviven unos casi adultos con unos casi niños, y todos lanzados en esa selva que casi siempre es un sálvese quien pueda. Aunque ellos con la suerte de tener un Merlí.