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Voto de Filiûs de Fructüs:
6
6,8
32.195
Drama. Ciencia ficción
Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2011
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer Lars me telefoneó. Parecía ser dueño de una angustia vital, de cariz primitivo e irracional, que era incluso tangible aún hablando por el mobail foun (que es como le gusta llamar al teléfono móvil al entrañable danés). Para no colapsar la materia gris de los lectores con las aburridas aventurillas de Lars iré al grano: quería venir a mi residencia, con una copia de ‘Melancholia’, para saber de inmediato mi opinión entorno a su última criatura. Yo sabía que resultaba del todo infructuoso intentar evitar el encuentro, así que no tuve más remedio que aceptar su particular propuesta. Así pues, horas más tarde llegaba en un taxi a mi domicilio. Le veía más nervioso de lo normal, hasta el punto que se olvidó de nuestro saludo especial, hecho que encajé muy malamente. Mis ímpetus homicidas se empezaban a multiplicar con descaro. Pero metió la película en el deuvedé y dio al play, suponiendo que las loas de su mayor cutre fan (servidor) empezarían desde el primer fotograma.
Cuando la pantalla se fundió en negro, dos horas después, dando fin al metraje de la película, yo ya estaba dispuesto a intercambiar puntos de vista con aquél enfermizo pero atractivo cincuentón, cuando me di cuenta que estaba en el fondo del salón, de espaldas y con los pantalones bajados. No voy a entrar en detalles, pero sospecho que sus intenciones para con la figurita que tenía en su mano derecha (maliciosamente parecida a cierto dictador alemán) no iban, en absoluto, en concordancia con las normas de higiene establecidas por Sanidad. Se la quité con presteza, haciéndole ver que su recto lo agradecería. Le di las dos pastillas de colores, que aún no había tomado, y procedí a comentarle mis impresiones sobre ‘Melancholia’:
(que se van directas al espoiladero, aunque no cuenten nada relevante de la trama)
Cuando la pantalla se fundió en negro, dos horas después, dando fin al metraje de la película, yo ya estaba dispuesto a intercambiar puntos de vista con aquél enfermizo pero atractivo cincuentón, cuando me di cuenta que estaba en el fondo del salón, de espaldas y con los pantalones bajados. No voy a entrar en detalles, pero sospecho que sus intenciones para con la figurita que tenía en su mano derecha (maliciosamente parecida a cierto dictador alemán) no iban, en absoluto, en concordancia con las normas de higiene establecidas por Sanidad. Se la quité con presteza, haciéndole ver que su recto lo agradecería. Le di las dos pastillas de colores, que aún no había tomado, y procedí a comentarle mis impresiones sobre ‘Melancholia’:
(que se van directas al espoiladero, aunque no cuenten nada relevante de la trama)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
- Lars, esta vez me has decepcionado. No digo que hayas engendrado una mala película, en absoluto, aunque más o menos ahora comprendo porqué quisiste provocar a los gabachos con tus elogios a Adolfito: tu película, al menos encuadrada dentro de tu filmografía, es de lo más convencional, le falta arriesgar mucho, le sobra la conformidad en que está asentada. Me gusta la idea del prólogo, dónde aparecen imágenes a priori inconexas, pero que, obviamente, tienen relación con el posterior desarrollo de la trama, un desarrollo algo predecible, poco gamberro por venir de tu persona. Los 10 últimos minutos también están conseguidos, Lars, consigues captar casi a la perfección ése sentimiento de indefensión ante situaciones críticas. Pero yo me pregunto…¿qué harías sin la Gainsbourg? Gran parte de la fuerza dramática de la película recae sobre su figura, como también lo hace sobre la figura de Justine, personaje brillantemente interpretado por Dunst (de la cual no esperaba gran cosa, a pesar de la estatuilla a Mejor Actriz en Cannes). Como suele suceder en tus películas, lo mejor de ellas proviene de los personajes femeninos. Me gusta que siga siendo así, jodido enfermo. La fotografía, como siempre, magnífica, bellísima. Ya sabemos que con esto te desenvuelves muy bien, Lars, así que puedo obviar las loas en ése aspecto. Que hicieras algo peor sería imperdonable. Pero gracias por la imagen de Dunst, tomando un baño de luna, desnuda e impregnada por un halo realmente entrañable. Querría abrazarla, Lars. Me hubiera gustado hacerlo. Para concluir, creo que le falta mucha fuerza y solidez al guión. Especialmente en el segundo tramo de la película. Es irregular como ella sola, no veo por ningún sitio los retazos de brillantez que sí me pareció entrever en tus últimas creaciones. Has hecho una película correcta, bella. No quiero que te fustigues. Es más, apuesto a que tus seguidores la aceptarán e incluso tus más fervientes detractores la tolerarán. A mí no me has conmovido ni revuelto las tripas como en la mayoría de tus películas, pero espero que ésta película, dirigida directamente a lo emocional, pueda ser catártica para tu legión de seguidores. Yo esperaré a un segundo visionado para confirmarlo.
Pero Lars ya yacía, desde hacía un buen rato, abrazado por Morfeo. Me lo subí a la chepa y lo llevé directamente a mi habitación. Ahora, mientras escribo éstas líneas, sigue durmiendo profundamente aquí, a mi lado, en la cama. Parece un angelito. No he comentado que, mientras lo llevaba a cuestas hacia mi habitación, se le cayó la cartera. Fui a recojerla más tarde y la inspeccioné. Y no puedo reprimir mi sensación de euforia cuando vi, entre la roña de los pliegues de su cartera, una foto carné de Penélope Cruz, reverso de la cual había escrito con tinta roja: Ninfómana. Dale duro, Lars, dale duro.
Pero Lars ya yacía, desde hacía un buen rato, abrazado por Morfeo. Me lo subí a la chepa y lo llevé directamente a mi habitación. Ahora, mientras escribo éstas líneas, sigue durmiendo profundamente aquí, a mi lado, en la cama. Parece un angelito. No he comentado que, mientras lo llevaba a cuestas hacia mi habitación, se le cayó la cartera. Fui a recojerla más tarde y la inspeccioné. Y no puedo reprimir mi sensación de euforia cuando vi, entre la roña de los pliegues de su cartera, una foto carné de Penélope Cruz, reverso de la cual había escrito con tinta roja: Ninfómana. Dale duro, Lars, dale duro.