Desconocía que estaba ante una de las múltiples adaptaciones (series de tv, y radiofónicas, y hasta un musical) de una obra juvenil inglesa de titulo homónimo escrita por Edith Nesbit en 1905, y aparecida como serie en "London Magazine", que al parecer es considerada de culto entre los que han leído el libro y/o los que la han visto u oído alguna de sus múltiples adaptaciones (mayormente publico anglosajón); y debo confesar que me acerque a su visionado por casualidad, atraído por tan sonoro y atractivo titulo, por haber trenes de por medio, y por esa pinta tan Ealing que tenia (según deduje de la sinopsis había pintorescos personajes, trenes, paisajes de la campiña inglesa, y trama de suspense con niños por medio).

Pues bien, todo lo apuntado en el primer párrafo respecto al origen literario y su consiguiente componente mitómano, lo descubrí tras el interés que me produjo su visionado; ya que la historia aquí narrada de esa familia compuesta por madre apenada y 3 jóvenes hermanos (2 chicas y un chico) que pasa de vivir con cierta holgura económica a dar con sus cuerpos en una apartada casa de un pequeño pueblo ingles conocida como "Las 3 chimeneas", debido a las penurias económicas que les ha producido la ausencia del padre al ser sacado una noche de su casa con destino Scotland Yard (hasta bastante avanzado el metraje nada sabemos del motivo), como los educados y traviesos hermanos se adaptan a su nueva vida, disfrutando del paso de los trenes por la vía de los que han hecho una costumbre saludar cuando se dirigen o abandonan la estación del pequeño pueblo, ganándose a los simpáticos y agradables lugareños, y moviendo los escasos hilos de que disponen (amistad correspondida con el jefe de estación y un maduro caballero al que saludan desde un pequeño cerro cuando pasa a bordo del tren) para saber de su adorado padre, retomo, con una historia tan sencilla de ascendencia inequívocamente juvenil, sin grandes alharacas y a través de un guión sencillo y simpático, en el que la trama corre de maravilla ayudada por bonitos trenes, un agradable retrato costumbrista, y su adecuada dosis de suspense, estamos ante una entretenida y emotiva función que se sigue con interés y agrado, y hasta supone una desintoxicación en toda regla para tanto producto CGI, y/o, rebuscado, abundante en las carteleras contemporáneas en producciones con niños de por medio.

Sigue en spoiler por falta de espacio: