Entretenida, intensa y emotiva historia mínima, que nos cuenta como el tener que cuidar de un hijo de 10 años debido a que el padre con el que vivía esta en el hospital enfermo de cáncer terminal, vuelve del revés la independiente vida que llevaba la joven camionera Diane Ford (Michelle Monaghan), una mujer que va por la vida con una coraza a prueba de sentimientos, sus relaciones son esporádicas con desconocidos con los que se cruza por las carreteras mientras conduce su camión, y tiene una relación de amistad con tintes amorosos (ella nunca dice te quiero y a él se le ve que bebe los vientos por ella) más o menos fija con su vecino casado Runner (Nathan Fillion).

Aunque el entorno de Diane no está muy definido, despachándose a modo de breves apuntes (la mujer de Runner, el cuñado de este, la compañera del enfermo - Joey Lauren Adams - que hasta entonces ha ejercido de madre del chaval), estamos ante una interesante y hasta si mi apuran buena película, en base a la excelente interpretación de Michelle Monaghan como esa madre, que poco a poco ve penetrada su coraza emocional por el instinto maternal que la convivencia con su hijo (Jimmy Bennett, el hijo de Vera Farmiga en "Orphan 2009" realizando un magnífico trabajo), el sobrio trabajo de Nathan Fillion como ese tipo cuya bonhomía también ayuda a horadar esa coraza, la intensidad que le da a la historia las breves apariciones de Benjamín Bratt en el papel del padre terminal de cáncer, la acertada, sobria y apenas maniquea (dado el tema tratado, a mi juicio, es todo un logro su manera de contarlo) dirección y guión de James Mottern (opera prima como director), una banda sonora, en la que predominan los temas country, de muchos quilates (delicioso el tema de Kay Adams, "Little Pink Mack" cuando el hijo viaja en el camión por primera vez con la madre), y una buena fotografía.

En resumen, una de esas modestas películas independientes que debido a su pobre distribución das con ella por casualidad, y merece la pena ver.