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Voto de Sibila de Delfos:
8
Musical. Romance. Drama. Comedia Basado en el musical de Broadway, sigue a un grupo de vecinos del barrio Washington Heights, en Nueva York. El principal es Usnavi (Anthony Ramos), el simpático dueño de una bodega, criado por su abuela, que sueña con volver algún día a su República Dominicana de origen; la abuela Claudia, que desempeña el rol de abuela para muchos de los vecinos del barrio; Vanessa, de quien Usnavi está perdidamente enamorado; y Nina, una vieja amiga ... [+]
1 de julio de 2021
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que Lin-Manuel Miranda está de moda. Y muy merecidamente.
El neoyorquino de ascendencia portorriqueña ha tocado el cielo con Hamilton, uno de los mejores musicales de la Historia y, quizás, el más representativo y exitoso de los últimos años o décadas, cuya popularidad se ha visto incrementada gracias a la grabación del elenco original en Nueva York estrenada en Disney + en 2020. Pero, antes de este magistral recuento de la vida de uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos, Miranda ya había escrito una pequeña maravilla llamada In the Heights, inspirada en su propia vida en los barrios latinos de la Gran Manzana. Y si es usted fan de Hamilton, está de enhorabuena, porque se ve muy claro el paralelismo musical entre ambas (aunque en esta ocasión, los ritmos latinos comparten protagonismo con el hip-hop puro y duro). Y si además es también fan de Rent, como el propio Miranda, entonces In the Heights le va a entusiasmar. Hay mucho de la magna obra de Jonathan Larson en la historia de Usnavi y sus amigos, y no es de extrañar teniendo en cuenta que Miranda jamás ha ocultado su admiración por Larson. No cuesta imaginar a estos portorriqueños, cubanos y dominicanos como vecinos y hermanos espirituales de los bohemios soñadores y artistas que imaginó el malogrado Larson en aquellas calles de Alphabet City marcadas por las drogas y el SIDA.
Porque eso es In the Heights. Un canto a la vida, al amor, a las raíces. Una celebración de la lengua española, de la cultura propia de los inmigrantes, de la hispanidad de la que no sólo no reniegan, sino que los enorgullece. Una celebración de la energía, del amor, de la amistad, de las familias que se forman sin que haya vínculos de sangre, necesariamente. Una oda a la vida en los barrios, a los cotilleos de peluquería, a las bodegas, a la vida en las calles, a la familiaridad de los vecinos, y a la importancia de todo ello en el día a día de las personas. Y, sobre todo, es un hermosísimo homenaje a los soñadores, al concepto del "sueñito" que tantas veces aparece en la cinta, y que no es otra cosa que encontrar su lugar en el mundo y disfrutar de lo que uno tiene y de los que nos rodean.
Todo esto pone en imágenes Jon M. Chu con una cámara muy dinámica que capta perfectamente la emoción de los números musicales ("Paciencia y fe", "Alabanza" o "Finale" ponen los pelos de punta), su espectacularidad (atención a "Blackout", "96000" o por supuesto "Carnaval del Barrio", una auténtica celebración del orgullo latino) y su sabor único. Porque, sí, las canciones que ha compuesto Lin-Manuel Miranda, que además tiene un par de momentos estelares también como actor en la película, son absolutamente excepcionales, dignas del maestro que es del musical moderno, y que lo han colocado en la élite de los grandes autores de teatro musical, sin duda. Además, la película consigue que el espectador sea uno con los personajes, que los sienta como propios, que se ría con las ocurrencias de Daniela, Carla y Cuca, que se emocione con la crisis existencial de Nina (excepcional personaje), que se identifique con las aspiraciones de Vanessa, que se indigne con la situación tan injusta de Sonny y, por supuesto, que quiera formar parte de la familia de Usnavi y la abuela Claudia. Esto también ocurre gracias al excelente trabajo de todos los actores, desde Anthony Ramos, que está perfecto como Usnavi, pasando por Olga Merediz (que ya estuvo en el original escénico), Daphne Rubin-Vega (la Mimi original de Rent en Broadway), Melissa Barrera, Leslie Grace, Gregory Diaz, Jimmy Smits o Dascha Polanco (vista en Orange is the new black).
Hay un claro problema, que es la duración, desde luego. Dos horas y media casi, para poder hacer justicia a la obra, es sin duda demasiado y lastra el ritmo, como es lógico, ya que no todas las tramas, escenas y canciones tienen el mismo interés. Sin embargo, se le puede perdonar, porque en conjunto la película es tan preciosa y especial que se puede pasar por alto.
Un precioso homenaje a la hispanidad, a los latinos en Estados Unidos, a los soñadores, a las familias y al barrio como hogar y núcleo personal de quienes lo componen. Excelente.

Lo mejor: Su innegable capacidad para emocionar, los actores, la maravillosa música de Lin-Manuel Miranda y la espectacularidad de algunos números (sobre todo "96.000", "Blackout" o "Carnaval del Barrio").
Lo peor: Es demasiado larga, sin duda, por la necesidad de ser fiel al original escénico, y no todas las escenas o números tienen el mismo interés.
Sibila de Delfos
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