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Voto de Sibila de Delfos:
8
20 de abril de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil ser adolescente. Miles y miles de películas y series han explorado los conceptos de la ansiedad adolescente y de esa necesidad de pertenecer y de encontrar la propia identidad y el propio lugar en el mundo.
Eighth grade, la ópera prima como realizador del comediante y actor Bo Burnham, no aporta realmente nada nuevo a los retratos de tan crucial etapa del ser humano que nos ha regalado el séptimo arte. De hecho, tira bastante de los tópicos: familia uniparental con desgracia pasada, chica que no encaja en el instituto, dificultad de comunicación con su padre, etc. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, lo que sí aporta Bo Burnham a la ecuación es algo que muchas veces escasea en este tipo de filmes: honestidad y realismo. Ya no sólo se trata de que Elsie Fisher haga un trabajo extraordinario (no parece realmente una actriz, sino simplemente una adolescente, con su acné, sus inseguridades, su cuerpo imperfecto... soberbia interpretación la suya), sino de que los diálogos y situaciones rezuman verdad y realidad. Además, la película presenta uno de los retratos más acertados que hemos visto sobre la importancia de las redes sociales en los adolescentes, y cómo a veces la necesidad de se selfie perfecto, de esa publicación de Instagram con cientos de likes o de ese blog de YouTube enturbia la identidad de la persona y adquiere más relevancia que la propia vida real, desgraciadamente.
Una lección de honestidad y de vida.
Lo mejor: Su honestidad y la interpretación de Elsie Fisher. Naturalidad pura.
Lo peor: Depende mucho de los tópicos. Nada de lo que vemos es nuevo.
Eighth grade, la ópera prima como realizador del comediante y actor Bo Burnham, no aporta realmente nada nuevo a los retratos de tan crucial etapa del ser humano que nos ha regalado el séptimo arte. De hecho, tira bastante de los tópicos: familia uniparental con desgracia pasada, chica que no encaja en el instituto, dificultad de comunicación con su padre, etc. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, lo que sí aporta Bo Burnham a la ecuación es algo que muchas veces escasea en este tipo de filmes: honestidad y realismo. Ya no sólo se trata de que Elsie Fisher haga un trabajo extraordinario (no parece realmente una actriz, sino simplemente una adolescente, con su acné, sus inseguridades, su cuerpo imperfecto... soberbia interpretación la suya), sino de que los diálogos y situaciones rezuman verdad y realidad. Además, la película presenta uno de los retratos más acertados que hemos visto sobre la importancia de las redes sociales en los adolescentes, y cómo a veces la necesidad de se selfie perfecto, de esa publicación de Instagram con cientos de likes o de ese blog de YouTube enturbia la identidad de la persona y adquiere más relevancia que la propia vida real, desgraciadamente.
Una lección de honestidad y de vida.
Lo mejor: Su honestidad y la interpretación de Elsie Fisher. Naturalidad pura.
Lo peor: Depende mucho de los tópicos. Nada de lo que vemos es nuevo.