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Voto de Talibán:
6
8,3
10.519
Drama
Guerra de los Cien Años, siglos XIV y XV. En 1431, la joven Juana de Arco, después de haber conducido a las tropas francesas a la victoria, es arrestada y acusada de brujería. Ella declara haber recibido de Dios la misión de salvar a Francia, pero es procesada y condenada a morir en la hoguera. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2011
109 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene razón Chago. Cada imagen de “La pasión de Juana de Arco” contiene un universo. Son tan hermosas por separado que es imposible medir la belleza total de la obra.
Dreyer hizo esta película después de deslumbrarse con el “Potemkin”. Es muy distinta de las que había hecho hasta entonces y de las que hizo después, porque se basa en la idea del montaje como columna vertebral de la película. Presuntamente.
Con inevitable inmodestia por mi parte, creo que quizás lo pensó, pero “La Pasión de Juana de Arco” es otra cosa.
Si algo demuestra Eisenstein –y ese algo ya lo había demostrado Griffith- es que en un film basado en el montaje lo esencial no es lo que se ve en pantalla sino lo que no se ve, los planos invisibles que están entre los visibles, lo que hay entre plano y plano y que el espectador advierte sin que realmente lo vea. El movimiento es así: lo percibimos como un fluido continuo aunque no es más que una ilusión óptica.
Dreyer hizo esta película después de deslumbrarse con el “Potemkin”. Es muy distinta de las que había hecho hasta entonces y de las que hizo después, porque se basa en la idea del montaje como columna vertebral de la película. Presuntamente.
Con inevitable inmodestia por mi parte, creo que quizás lo pensó, pero “La Pasión de Juana de Arco” es otra cosa.
Si algo demuestra Eisenstein –y ese algo ya lo había demostrado Griffith- es que en un film basado en el montaje lo esencial no es lo que se ve en pantalla sino lo que no se ve, los planos invisibles que están entre los visibles, lo que hay entre plano y plano y que el espectador advierte sin que realmente lo vea. El movimiento es así: lo percibimos como un fluido continuo aunque no es más que una ilusión óptica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿Qué diablos quiero decir? No lo sé muy bien. Entre los bellísimos planos que Dreyer captura con su cámara no veo nada. Siento ganas de parar la película y disfrutarlos individualmente porque lo que ocurre es que en movimiento se me escapan de las manos, me resbalan por el iris sin llegar a dejar una huella profunda en la retina. Los planos de una película tienen una función instrumental, orgánica, construyen un espacio, capturan el tiempo. En “La Pasión de Juana de Arco”, no se ofrecen mutuamente, porque no se necesitan.
Hacia el final –la confesión de Juana, el viático en su celda, su traslado al cadalso- creo que Dreyer se deshace de la disciplina que él mismo se impone y aquí la película sí me parece de una belleza asombrosa.
Mención aparte para Renée Jeanne Falconetti. Pongan los epítetos elogiosos conocidos –sólo los más hiperbólicos- en fila y no serán suficientes para describir su creación como la Santa de Orleans. Jamás he visto algo parecido, Dreyer traspasa la frontera de la genialidad dirigiéndola.
Odio puntuar esta película. Pero FA me lo exige si quiero hablar de ella.
Hacia el final –la confesión de Juana, el viático en su celda, su traslado al cadalso- creo que Dreyer se deshace de la disciplina que él mismo se impone y aquí la película sí me parece de una belleza asombrosa.
Mención aparte para Renée Jeanne Falconetti. Pongan los epítetos elogiosos conocidos –sólo los más hiperbólicos- en fila y no serán suficientes para describir su creación como la Santa de Orleans. Jamás he visto algo parecido, Dreyer traspasa la frontera de la genialidad dirigiéndola.
Odio puntuar esta película. Pero FA me lo exige si quiero hablar de ella.