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3
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Ciencia ficción. Aventuras
La princesa Leia, líder del movimiento rebelde que desea reinstaurar la República en la galaxia en los tiempos ominosos del Imperio, es capturada por las Fuerzas Imperiales, capitaneadas por el implacable Darth Vader, el sirviente más fiel del Emperador. El intrépido y joven Luke Skywalker, ayudado por Han Solo, capitán de la nave espacial "El Halcón Milenario", y los androides, R2D2 y C3PO, serán los encargados de luchar contra el ... [+]
3 de agosto de 2016
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, que la vi en su estreno en el cine Emperador de Sevilla a la edad de 9 años, no es un recuerdo cinematográfico como tal, sino un recuerdo de infancia. Uno de los mejores, desde luego. Mi memoria cinéfila no empieza con ella, empieza algo más adelante con películas de Hitchcock, con una espléndida serie documental llamada "Hollywood" y con el impacto que me causó ver "La Strada" a los trece años .
"La guerra de las galaxias" siempre estuvo ligada a mi yo infantil, que quería superar, puesto que estaba ansioso por ser adulto. De hecho pienso que el gran éxito de esta película es precisamente que, entre otros, se dirigía a un público infantil (es una película absolutamente blanca comparada con muchos largos de Disney, por ejemplo) sin tratarlo como una manada de subnormales ni de psicópatas potenciales. Al contrario, nos sentíamos como héroes. "La guerra de las Galaxias" nos proporcionó sentido de la épica y por eso le estaré eternamente agradecido.
Ahora debería empezar este párrafo con un "sin embargo..." e iniciar la letanía de agravios cinematográficos. No lo voy a hacer, mi puntuación es obvia. Tampoco voy a ridiculizarla, me parece una propuesta respetable, incluso arriesgada para la época. Entiendo y acepto sin problemas que, de hecho, hay una mayoría cinéfila que la considera realmente buena. Al margen de ser una gran recuerdo de infancia, le tengo gran simpatía a esta película.
"La guerra de las galaxias" siempre estuvo ligada a mi yo infantil, que quería superar, puesto que estaba ansioso por ser adulto. De hecho pienso que el gran éxito de esta película es precisamente que, entre otros, se dirigía a un público infantil (es una película absolutamente blanca comparada con muchos largos de Disney, por ejemplo) sin tratarlo como una manada de subnormales ni de psicópatas potenciales. Al contrario, nos sentíamos como héroes. "La guerra de las Galaxias" nos proporcionó sentido de la épica y por eso le estaré eternamente agradecido.
Ahora debería empezar este párrafo con un "sin embargo..." e iniciar la letanía de agravios cinematográficos. No lo voy a hacer, mi puntuación es obvia. Tampoco voy a ridiculizarla, me parece una propuesta respetable, incluso arriesgada para la época. Entiendo y acepto sin problemas que, de hecho, hay una mayoría cinéfila que la considera realmente buena. Al margen de ser una gran recuerdo de infancia, le tengo gran simpatía a esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y es que ha sido realizada por una persona que concede una importancia crucial a sus sueños. "La guerra de las Galaxias" es una de la películas más radicalmente personales de la historia, no hay nada en ella que no sea producto de una mente adolescente en un estado de febril recreación de todo lo que le apasiona : lecturas orientales, comic, seriales de ciencia ficción, literatura de fantasía, nombres míticos, mitología comparada, épica medieval, personajes legendarios, aventura de autoconocimiento, cine bélico de "misiones especiales", cine de aviación, cine de serie B, cine de serie Z, chambara japonés, ordenadores personales, todo fundido y volcado en ese troquel de las leyendas adolescentes que es la saga artúrica... En fin, aquello por lo que todos hemos pasado.
No fueron mis sueños, los abandoné fatalmente cuando a los trece años me convertí en un tipo melancólico por culpa de Zampanó, y quizás por eso me resulta extravagante que una Princesa encabece una República, que un muchacho contemple los cuerpos calcinados de sus tíos y dos escenas después ya esté bromeando, que por los pasillos de la Estrella de la Muerte los cadáveres de soldados se amontonen sin que nadie se entere, o que..., pero, qué demonios, se supone que esto es un agradecimiento y una suerte de homenaje. "La guerra de las galaxias" es la película absoluta de una generación entera, la mía; de pocas películas y de pocas generaciones se puede decir lo mismo. Nos ha acompañado en las edades del crecimiento, pareció abandonarnos después, pero sólo fue para permitir que nos abriésemos a otras galaxias de conocimiento, en la certeza de que ese conocimiento es cíclico. La infinitud del Universo, ahora empezamos a sospecharlo, es una metáfora de su circularidad y no al revés, como nos habían dicho.
La idea me divierte. Cruzar Bahía Bodega, bajar las escaleras de Odessa, morir en un callejón de Shinbone, huir por las cloacas de Viena, subir a un tiovivo de Viena, entrar en la sede de la Tyler Corporation, construir una cabaña en Innisfree (donde la paz gotea lentamente), perderse en el bosque de las Telarañas, contemplar el amanecer en la playa de Onomichi, pasear por la nieve con Maese Shallow, conjurar tres veces en el cruce de caminos, abrir los ojos por primera vez en la acera de una ciudad, todo forma parte de un viaje que empieza y concluye en el cine Emperador de Sevilla viendo por primera vez "La guerra de la Galaxias", quizás en un andador. No podemos escapar a ese destino. Pero mientras eso no suceda, seguiré recorriendo con toda la promiscuidad de que sea capaz la senda que el llanto de Zampanó abrió en mi alma.
No fueron mis sueños, los abandoné fatalmente cuando a los trece años me convertí en un tipo melancólico por culpa de Zampanó, y quizás por eso me resulta extravagante que una Princesa encabece una República, que un muchacho contemple los cuerpos calcinados de sus tíos y dos escenas después ya esté bromeando, que por los pasillos de la Estrella de la Muerte los cadáveres de soldados se amontonen sin que nadie se entere, o que..., pero, qué demonios, se supone que esto es un agradecimiento y una suerte de homenaje. "La guerra de las galaxias" es la película absoluta de una generación entera, la mía; de pocas películas y de pocas generaciones se puede decir lo mismo. Nos ha acompañado en las edades del crecimiento, pareció abandonarnos después, pero sólo fue para permitir que nos abriésemos a otras galaxias de conocimiento, en la certeza de que ese conocimiento es cíclico. La infinitud del Universo, ahora empezamos a sospecharlo, es una metáfora de su circularidad y no al revés, como nos habían dicho.
La idea me divierte. Cruzar Bahía Bodega, bajar las escaleras de Odessa, morir en un callejón de Shinbone, huir por las cloacas de Viena, subir a un tiovivo de Viena, entrar en la sede de la Tyler Corporation, construir una cabaña en Innisfree (donde la paz gotea lentamente), perderse en el bosque de las Telarañas, contemplar el amanecer en la playa de Onomichi, pasear por la nieve con Maese Shallow, conjurar tres veces en el cruce de caminos, abrir los ojos por primera vez en la acera de una ciudad, todo forma parte de un viaje que empieza y concluye en el cine Emperador de Sevilla viendo por primera vez "La guerra de la Galaxias", quizás en un andador. No podemos escapar a ese destino. Pero mientras eso no suceda, seguiré recorriendo con toda la promiscuidad de que sea capaz la senda que el llanto de Zampanó abrió en mi alma.