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Voto de Rekerey:
8
6,4
13.420
Terror. Drama
Owen es un niño triste (Kodi Smit-McPhee), maltratado por sus compañeros de clase y abandonado por sus padres divorciados; sin embargo, algo cambiará en su solitaria vida cuando conozca a Abby (Chloe Moretz), una nueva y misteriosa vecina, que vive con su silencioso padre (Richard Jenkins), y con quien entablará una particular amistad. Remake norteamericano de la celebrada película sueca "Déjame entrar" ("Let The Right One In"). (FILMAFFINITY) [+]
23 de octubre de 2010
34 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sabía que tenía que haber una forma de poder tomar la esencia de su historia y trasladarla al entorno americano que conocía de mi infancia” Matt Reeves
Y la hay queridos amigos. Se llama Let me in. Reeves ha fabricado un remake que en casi nada varía argumentalmente y que respeta las secuencias y los diálogos que hicieron grande a la original. Lo que cambia es el fondo, el contexto, tanto dentro como fuera del plano. Y es que la cultura americana no sólo ha fagocitado las vidas de Oskar y Eli sino que se ha colado en aspectos formales del metraje.
El retrato de “la otra América” de Reeves es algo tópico: fracaso escolar, familia desestructurada, etc. No obstante hay detalles reveladores. Nos sitúa la película en la década Regan, los 80, en el que el discurso del presidente republicano reavivó la paranoia de la Guerra Fría e hizo que USA se rearmaran ante el enemigo ruso. Se volvió a hablar de los buenos y los malos, al igual que la devota madre de Owen. El pobre chico se declara confuso en una conversación telefónica con su padre, que constituye sin duda la mejor escena genuina de Reeves.
La distancia a la que se sitúa la historia, es el mayor cambio formal. Si por algo se caracterizaba la primera mitad del film sueco era por el desconcertante uso que hacía del plano general para mostrar las escenas de violencia. Pero la primera mitad del remake, hace un uso persistente del plano detalle, dejando desenfocado (literalmente), todo aquello que al director no interesa. Es como si la cinta original quisiera hacer un fresco realista, un film expositivo en el que se muestra sin juzgar los comportamientos personales de sus personajes. Sin embargo Reeves se acerca de forma devastadoramente cotidiana (como en su anterior film Monstruoso) a esas situaciones que tanto le recuerdan a su paso personal a la adolescencia.
Sigo en spoiler por falta de espacio
Y la hay queridos amigos. Se llama Let me in. Reeves ha fabricado un remake que en casi nada varía argumentalmente y que respeta las secuencias y los diálogos que hicieron grande a la original. Lo que cambia es el fondo, el contexto, tanto dentro como fuera del plano. Y es que la cultura americana no sólo ha fagocitado las vidas de Oskar y Eli sino que se ha colado en aspectos formales del metraje.
El retrato de “la otra América” de Reeves es algo tópico: fracaso escolar, familia desestructurada, etc. No obstante hay detalles reveladores. Nos sitúa la película en la década Regan, los 80, en el que el discurso del presidente republicano reavivó la paranoia de la Guerra Fría e hizo que USA se rearmaran ante el enemigo ruso. Se volvió a hablar de los buenos y los malos, al igual que la devota madre de Owen. El pobre chico se declara confuso en una conversación telefónica con su padre, que constituye sin duda la mejor escena genuina de Reeves.
La distancia a la que se sitúa la historia, es el mayor cambio formal. Si por algo se caracterizaba la primera mitad del film sueco era por el desconcertante uso que hacía del plano general para mostrar las escenas de violencia. Pero la primera mitad del remake, hace un uso persistente del plano detalle, dejando desenfocado (literalmente), todo aquello que al director no interesa. Es como si la cinta original quisiera hacer un fresco realista, un film expositivo en el que se muestra sin juzgar los comportamientos personales de sus personajes. Sin embargo Reeves se acerca de forma devastadoramente cotidiana (como en su anterior film Monstruoso) a esas situaciones que tanto le recuerdan a su paso personal a la adolescencia.
Sigo en spoiler por falta de espacio
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aunque Reeves se empeñe en asegurar que la historia es una metáfora sobre los miedos de la adolescencia, hay otro tema mucho más perturbador e interesante, la aceptación de lo diferente. Es muy sencillo hacer una película sobre la tolerancia en un ambiente idílico en el que la convivencia es fácil. Porque el mundo no es un lugar simple, y puede que el otro represente lo contrario a lo que nosotros entendemos por “bueno”. Es ahí donde debemos mirarnos el ombligo. Y es que pronto esgrime Oskar el argumento de “Tú matas personas” para enjuiciar a Eli, pero cuando ella le responde “sí, pero yo lo hago por necesidad, sin embargo tú desearías hacerlo” es cuando nuestra inquebrantable clasificación del mundo sufre un revés inesperado. Ahí está el reto, que como bien demuestra la película, solo el amor y la empatía pueden resolver.
La cercanía de Reeves con sus personajes permite ahondar más en otros temas como la adolescencia. Y sin embargo, el director americano demuestra una gran inteligencia al plantear el problema de la aceptación de “el otro” en la América de los 80, en la iglesia católica, y obliga a su Owen a pedir a Abby también permiso para entrar.
Porque si alguien nos pregunta que si le dejamos entrar y aceptamos, debemos asumir que llegará a nuestro hogar tal y como es y así deberemos quererlo.
La cercanía de Reeves con sus personajes permite ahondar más en otros temas como la adolescencia. Y sin embargo, el director americano demuestra una gran inteligencia al plantear el problema de la aceptación de “el otro” en la América de los 80, en la iglesia católica, y obliga a su Owen a pedir a Abby también permiso para entrar.
Porque si alguien nos pregunta que si le dejamos entrar y aceptamos, debemos asumir que llegará a nuestro hogar tal y como es y así deberemos quererlo.