No hay mucho donde agarrar aquí en esta insulsa comedia familiar a pesar del brillo de su reparto que nos las prometían muy felices.
Cuatro guionistas, cuatro, hicieron falta en esta película para armar esta historia y yo me pregunto si en vez de trabajar no se dedicaron a echarse la siesta en el sofá, que es lo que hace Murray en la pantalla cada vez que vuelve derrotado a casa.
El título de la película puede conducir a error pues parece enfocarlo hacia una trama de deporte pero nos iremos dando cuenta de que no es así. El protagonista es entrenador de fútbol americano y las escenas que aparecen no son más que el contexto para ilustrarlo.

John M. Stahl se despedía así del cine, un director que dejó un gran legado, sobre todo en el género de los melodramas, y por supuesto que su dirección es profesional y muy correcta pero la historia es totalmente anodina, una blanca y suave comedia familiar enfocada al tema adolescente, un pequeño enredo (más de pequeño que de enredo), y conflicto familiar, salpicado de algunos escasos gags con el deporte como telón de fondo.
Ni siquiera la gran Thelma Ritter consigue liberarnos del tedio que poco a poco nos va invadiendo y eso que resulta lo mejor del film o la que tiene el mejor gag pero ni con esas.
Todos los actores están mal aprovechados. Maureen O´Hara apenas tiene quehacer en la historia fuera de ser la esposa acogedora que consuela a su marido en sus fatigas. La pequeña Natalie Wood cumple de sobras con su papel asignado, esta chiquilla era buenísima y no se requería mucho para conseguir que brillara pero los guionistas tampoco saben sacarle mayor partido.
La hija mayor, Betty Lynn, curiosamente va a ser la que plantee mayor conflicto. Se encuentra en la edad del pavo, esa difícil época en la uno no sabe quién es ni cómo afrontar la vida y su padre tratará de guiarla con nefasta habilidad, la misma que posee como entrenador del equipo que le trae quebraderos de cabeza.
Algunos gags que otros, no muchos, desperdigados aquí y allá tratan de hacer alzar el vuelo a esta blanda historia pero apenas lo consiguen, no hay ningún mordiente, todo se trata de promover la unión familiar, los cálidos afectos y todo eso pero sin ninguna convicción. Una rutinaria, aunque agradable, comedia para reunir a la familia plácidamente ante el televisor. A la de antes, claro.