Estamos ante una versión pedorra de "Old boy" (Park Chan Wook, 2003). En realidad Weaver sólo toma la premisa del coreano como excusa para montarse un espectáculo de acción, no ahonda en nada que tenga que ver con el drama filosófico.

En si la trama es muy inverosímil, pero lo peor es la excusa por la cual Jackson accede a ser parte del rollo. Él sale de la cárcel y un pendejo lo acosa para que haga un grift -una especie de atraco por engaño-, pero la realidad es que no hay razones por las cuáles Jackson tenga porque acceder, y luego de un lioso y casi ridículo plan el pibe logra "someter" a Jackson. Lo peor es que Kirby no da la talla como malo y encima su personaje carece de fuerza, más que el sometedor parece el sometido, de hecho Jackson lo golpea varias veces y el pendejo ni reacciona.

A diferencia de Kirby, quien es un malo bastante risible, el resto del reparto cumple. Jackson está en estado de gracia pese a su físico o edad; Wilkinson hace una aparición respetable; y Negga cumple en su ambiguo rol.

El guión es una verdadera mierda, no se entiende -ni quieres entender- el asunto del famoso grift. Cómo es que Wilkinson va a caer en esa trampa montada con alfileres, no hay rigurosidad ni seriedad en el tramado del plan. Además de que parece más bien secundario ya que la historia termina por preocuparse más por la vida personal de Jackson, lo que es irónico porque el director no parece interesado en mostrar los sentimientos de los personajes.

Admito que la acción divierte aunque no sea mucha -como dije antes, a causa del guión-. La dirección no es mala, incluso se rescata algún que otro plano. Lo que no tiene perdón es ese final paupérrimo, sensiblero, cursi, facilón y vulgar.

Lo mejor: las actuaciones -qué ironía-.
Lo peor: un guión que apunta a lo sensiblero, al final no ofrece acción pero tampoco profundiza sentimientos.