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Voto de Gabi Oldman:
2
Drama. Acción China, finales del siglo VIII. Nie Yinniang regresa a casa de su familia tras años de exilio. Educada por una monja que la ha convertido en una experta en artes marciales, Yinniang es una auténtica justiciera cuyo objetivo es eliminar a los tiranos. Su maestra le encarga la misión de matar a su primo Tian Ji'an, gobernador disidente de la provincia militar de Weibo, con el que tuvo gran complicidad cuando ambos eran jóvenes. (FILMAFFINITY) [+]
1 de noviembre de 2015
100 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine oriental se caracteriza, bajo nuestra mirada occidental y en términos generales, por un especial cuidado de la estética que contribuye a una actitud contemplativa, incluso en el cine de artes marciales donde la acción se hace más protagonista, los silencios cuentan la historia relegando al diálogo como apoyo. Esto hace que, como buenos occidentales obsesionados con etiquetarlo todo, hayamos creado un subgénero llamado “asiático”, que no es otra cosa que una forma diferente de entender un arte. Autores como el maestro Kurosawa, Wan Kar-Wai (Deseando amar, 2000), Park Chan-Wook (Oldboy, 2003) o, en menor medida y bastante más personal, Takashi Miike, han traspasado esa frontera, sin vender su arte.

The Assassin cumple los requisitos de ese cine oriental en cuanto al cuidado preciso de la estética. Una acertada dirección y puesta en escena donde la fotografía tiene el papel de protagonista absoluto. Rodada en un atractivo formato de 4:3, cada fotograma es una delicia visual. Cada imagen por separado podría ser considerada una obra de arte. Y es aquí, en su mayor virtud, donde reside su principal problema: que es una película. Un libro de fotografía le habría salido más barato al director taiwanés Hou Hsiao-Hsien, y yo sería el primero en comprarlo. Pero si hablamos de cine, la exigencia es mayor.

No seamos hipócritas: igual que un típico blockbuster de acción no es malo por sí mismo sino porque suele carecer de sentido y argumento, una cinta con gran poder visual y pretensión de poema metafórico continúa siendo un ejercicio incompleto si no tiene más que eso. Y es que The Assassin tiene un argumento sencillo que se pierde entre las ramas de imágenes y una presencia intermitente de guión. Se trata de una sucesión de bellas fotografías en las que de vez en cuando pasa algo. Literal.

Este tipo de cine, también llamado “gafapastero” (por seguir etiquetando), sea oriental o no, porque ejemplos hay por todo el mundo, tiende más a alimentar el ego del autor, faltando al respeto al público. Unos se sentirán frustrados por creer que no han entendido una supuesta metáfora de hora cuarenta y cinco; otros se indignarán por la tomadura de pelo; y algunos pocos, infravalorando a los anteriores, dirán eso de que se trata de cine para paladares exigentes.
Gabi Oldman
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