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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Helen es una cantante de cabaret que decide abandonar su profesión para contraer matrimonio con Edward Faraday, un abnegado científico entregado a su trabajo y cuya situación económica no es muy boyante. Durante un viaje a Alemania, Edward contrae una grave enfermedad, debido a sus investigaciones, y se ve obligado a seguir un costoso tratamiento. Para sufragar los gastos, Helen vuelve a su antiguo trabajo. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2009
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé en qué momento de la historia perdimos el rumbo y el sentimiento de poseer hizo parte de los peores paradigmas que hayamos asumido como forma de existencia. Cuántas veces habrá Dios –y hasta el mismo diablo- contraído el ceño dibujando una sonrisa, al oír que los hombres, creyéndoselo a pie juntillas dicen con firmeza: “¡Esto es mío!”... “¡Ella es mía!”... “¡Él es mío!”.

¿Cuándo comprenderemos que todo poseer mengua el amor? Si coarto tu libertad, no es por amor a ti sino porque te necesito… y entonces es por amor a mi. ¡Qué importa si no te sientes feliz con tal de que yo sea feliz! Ya te compensaré de algún modo. ¡Qué puedo hacer si el mundo está lleno de seres interesantes! Pero, en lo que a ti respecta, el único (la única) que puede interesarte soy yo. Te abandonaré o te mataré si me eres infiel… pero, ¿sabes?, también yo, ¡en cuántas ocasiones he deseado serte infiel!... y quisiera confesar que a veces lo he sido: de pensamiento (¡millones de veces!), de palabra (¡cientos de veces!), y de obra (unas cuantas veces).

En un mundo con millones de seres bellos e interesantes, ¿Cómo pertenecer a una sola persona? ¿Cómo jurar que seré sólo tuyo(a)? ¡Promesas ilusas! ¡Formamos pareja parados en una caneca llena de mentiras!

Los problemas, las rabietas, las separaciones… arrecian en el día a día por culpa del poseer... ¿y es que puedes poseer? Hazte bien esta pregunta. ¿Alguien me puede poseer? ¿Yo le permitiría a alguien que me posea? Tú fluyes a cada momento, y generas ideas, sentimientos, frases, actuaciones… ¿Puede alguien “poseer” (tener), excepto ocasionalmente, todo esto que tú eres?

Escrita por Jules Furthman y S.K. Lauren, <<LA VENUS RUBIA>>, es una grata película que me ha movido a estas reflexiones. Es la historia de una mujer que ama a su marido, pero, queriendo ayudarle, conoce a otro hombre que es atractivo, galante, generoso, rico, y sin afanes de Poseer. Él le da todo de sí y se conforma con tener de ella lo que ella quiera darle... y cuando siente que ella quiere volver con el otro, él se aleja. No reclama, no exige, no se cobra… sólo acepta. ¡ESTO SE LLAMA AMOR! Así es como se ama de veras.

El marido legítimo, en cambio, se venga de ella, la abandona y la acosa hasta quitarle a su hijo, le amarga los días y la pone a enfrentarse con un mundo oportunista que la vuelve fría como un témpano de hielo.

Y cuando triunfa la legitimidad, uno siente que triunfaron las leyes absurdas de la sociedad, pero, también siente que perdió el amor. Concedemos el beneficio de la duda porque hay reconciliación y hay perdón. Deseemos que el amor vuelva a nacer.

La Dietrich, logra un rol que impacta y que mueve nuestras fibras. Es dueña de su vida y da ejemplo de carácter y resistencia... y como ya es costumbre, el maestro Josef von Sternberg, nos deleita con una propuesta exótica, sensual, irreverente, y con unos escenarios que decoran perfectamente la romántica aventura.

Este es el cine que hace historia. No te lo pierdas.
Luis Guillermo Cardona
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