Si uno quiere imaginar la soledad más absoluta, el desamparo y la desazón sólo tiene que mirar esta película. El director nos muestra en este film despojado, realista y contundente lo que el desarraigo y el destino puede depararle a una persona. Si a eso le sumamos un cuadro costumbrista de una ciudad extranjera pero al mismo tiempo extremadamente familiar, como es la Nueva York tan conocida por múltiples películas, aunque visitada en una forma inusual por la mirada de un argentino, obtenemos por resultado este film entrañable, oscuro, pero al mismo tiempo enormemente humano y, dentro de todo lo dramático y desolado de la historia, con un dejo de optimismo final. Cine puro y atractivo, desde Argentina para el mundo por lo universal de la historia contada. No se puede calificar con otra nota que un un diez. Como consejo, el que pueda conseguirla, que no deje de verla. El mejor cine argentino con actores que nos brindan lo mejor de su arte.