El típico día tonto que te apetece ver algo tonto y no darle demasiadas vueltas a la cabeza. Comprendo que haya películas de todo tipo y para todos los públicos, pero algunos productos no deberían ver la luz jamás.

Estamos ante uno de ellos.

Un Paul Rudd abatido (lo sabemos porque nos hemos leído la sinopsis porque su cara mucho abatimiento que se dice no expresa, claro que tampoco expresa amor, incredulidad, en fin... ) busca en una médium la manera de contactar con su novia muerta el día de la boda (alucinante la comicidad que quieren dar a la escenita de marras, tan absurda, histriónica y mala que dan ganas de pegar). La médium no contacta con ella pero entre ellos nace un romance. Claro que allí está super - Eva para impedírselo desde el más allá.

Mira que hay pocas cosas que me saquen de quicio, pero creo que la Longoria es una de ellas. Una tía que mide menos que Torrebruno y que cree que está super-mega-buena y cree que es super-mega-fashion se tendría que haber quedado en anuncios de cosméticos y champú y dejarle la interpretación a alguna otra colega (claro que estoy segura de que ninguna otra hubiera aceptado su papelito en ésta película) porque resulta grotesca, cansina y saca tus más bajos instintos, haciendo que el guión de seven quede como el de un capítulo de Barrio Sésamo a la altura de tus pensamientos.

La peliculita es infumable, pero yo la terminé, la terminé y creo que me merezco un premio, no necesito tres deseos de la lámpara, me basta sólo con uno:

SR. LOWELL NO VUELVA A DIRIGIR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!