Un tema digno de estudio: en la selección "natural" hollywoodiense, los papeles buenos se los queda una élite de actrices guapas con cierto talento. Esto quiere decir que por arte y magia, sólo podemos establecer comparativas de guapas con guapas. Esto quiere decir que Halle Berry hace "Monster's Ball" y se convierte de la noche a la mañana en una actriz estupenda. Esto quiere decir que en los márgenes de la élite, talentos tan incomensurables como Kathy Bates quedan automáticamente olvidados. Y en definitiva, esto quiere decir que nuestra percepción del talento de las actrices está muy acotada porque la mayoría de películas que vemos son vehículo para lucimiento de caras bonitas que no actúan mal, pero, no nos engañemos, están muy lejos de ser la rehostia.

"Amor sin condiciones" es una comedia mediocre, sí. Es el material que suele interpretar la Bates en líneas generales, mientras Nicole Kidman, Angelina Jolie, la citada Halle Berry y actrices de este pelaje ruedan con Lars Von Trier, Clint Eastwood, Winterbottom y demás. Es una injusticia monstruosa, porque Kathy Bates, incluso en papeles cutres como éste, les da un baño a todas ellas. Es una actriz con la que hemos llorado, nos hemos aterrado, nos hemos reído: una actriz que sin dar el cante nos ha regalado algunas de las interpretaciones más aplastantes de los últimos veinte años. Tan grande que verla haciendo películas como ésta en lugar de hacer los papelones que le corresponden me jode horrores. Porque las otras actrices me entretienen, pero Kathy Bates me hace sentir la película y al personaje, aunque sea un churrete. Y su ama de casa en crisis de "Amor sin condiciones", enamorada de un cantante hortera y abandonada después de veinte años de matrimonio, me toca el corazón como nunca lo harán Angelina Jolie ni Charlize Theron, ni Nicole Kidman en ninguno de sus ridículos festivales de lacrimogenia.

¿La peli? Nada del otro mundo. A Hogan se le acabaron los cartuchos con la maravillosa "La boda de Muriel". Aunque no hay otro como él para grabar la tristeza en un supermercado. Los quince primeros minutos de la película son buenos. El resto, comedia sentimental con cierto toque extravagante que no acaba de alzar el vuelo aunque contiene sus detallitos, como un curioso homenaje a "Amenaza en la sombra" y un clímax final hipersurrealista que le suma puntos de manera drástica.

Y Kathy lo borda. Como siempre. Además, a mí también me recuerda a mi mamá.