Donald Petrie es ese tipo de director que siempre ha estado allí, en segundísimo plano y haciendo películas mediocres, pero a lo tonto, a lo tonto, ha ido conquistando su propio y minúsculo espacio para no acabar de irse nunca. Hay unos cuantos por el estilo.

"El favor" es una comedia romántica en la que un jovencito Brad Pitt encarna a la fantasía romántica hecha realidad de una casada hastiada por la falta de carantoñas de su marido. La otra posibilidad es Bill Pullman y claro, la buena mujer se las ve canutas para resistir las tentaciones. Sin destripar si dichas tentaciones acaban por hacer sucumbir a nuestra protagonista, me limitaré a comentar que esta es una de las películas más radicalmente sosas que he visto jamás. Es como ver la nada.

Ninguno de los protagonistas atrae o interesa lo suficiente como para preocuparse por lo que hacen o lo que sienten y para cuando llega el final, la única sensación no es de asco ni alegría, sino de alivio.