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España España · West Coast
Voto de Dabi:
5
Drama Biopic del extraordinario ascenso, caída y redención de la telepredicadora evangelista Tammy Faye Bakker. En los años 70 y 80, Tammy Faye y su marido, Jim Bakker, pusieron en pie prácticamente de la nada la red de cadenas religiosas más grande del mundo, así como un parque temático, y gozaron de una inmensa popularidad gracias a sus mensajes de amor, aceptación y prosperidad. Tammy Faye era legendaria por sus pestañas indestructibles, ... [+]
7 de noviembre de 2021
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza la película. Una joven Tammy Faye observa una misa desde fuera de la iglesia. Fruto del divorcio y desdeñada por la congregación, no le está permitido entrar. Fascinada por los gritos del predicador y las contorsiones de los feligreses, ella quiere formar parte del show.

Durante la cena, exige poder participar. Su madre se lo prohíbe. Ella empieza a llorar, y su madre le dice: "Deja de actuar". Al día siguiente, Tammy desobedece por todo lo alto. Se cuela en la iglesia durante la siguiente misa y actúa. Actúa más que nadie, hasta mearse encima. Y funciona. Toda la atención se centra en ella. Los feligreses dicen que está bendecida. A partir de este momento, toda su vida será una performance.


Los ojos de Tammy Faye es el nuevo trabajo del director Michael Showalter, quien ha tenido éxitos moderados en los últimos años con comedias románticas como la resultona Hola, mi nombre es Doris y la muy competente The big sick. En la película que nos ocupa, Showalter nos cuenta la historia de los famosos telepredicadores Tammy Faye y Jim Bakker, desde que se conocen en la universidad cristiana de Minneapolis hasta que... bueno, mejor no añado más para los que no sepan lo que sucedió en la realidad, aunque no sé. ¿Es spoiler hablar de una historia real? En fin, yo, por si acaso, voy a ser prudente.

El guion de Abe Sylvia tiene bastante menos chicha, en mi opinión, de la que se le podría haber sacado. En el primer acto, se percibe un regusto algo jocoso que resulta beneficioso, pero este se va perdiendo a medida que avanza la trama, que no parece estar muy por la labor de profundizar en lo realmente interesante. Los vaivenes de los protagonistas, su auge y caída a los ojos de una nación, se cuentan a ráfagas y demasiado rápido, funcionan casi exclusivamente como telón de fondo, lo cual creo que acaba perjudicando bastante, especialmente en la última media hora. El foco está puesto en el matrimonio Bakker. La tumultuosa relación entre Tammy y Jim es el motor de la película, lo que convierte el asunto en algo mucho más rutinario. El guionista pone todo su esfuerzo en despojar a la historia de complejidad temática. La corrupción, la manipulación y el alcance de los medios de comunicación, la obvia y problemática conexión entre el fundamentalismo religioso cristiano y el partido republicano, por nombrar algunos, se intuyen, pero no se explotan.

Con esto, lo que nos queda es la historia de un matrimonio tradicional que se quiere mucho a pesar de todo y que intenta navegar las dificultades de compaginar lo profesional y lo personal en una comunidad altamente conservadora, y poco más. Y que nadie me malinterprete, en ese aspecto la película no es un fracaso. La dinámica entre los dos protagonistas está medianamente lograda. Es de agradecer que también se preste algo de atención a la relación entre Tammy y su madre, que sirve, en parte, para justificar las motivaciones, pero a pesar de estos aciertos, la historia se desarrolla con demasiada inercia, de manera muy predecible. Está bien tratar a los protagonistas con empatía, pero al guion le falta mala leche, le falta comprometer a sus personajes y darles matices grises. Jim Bakker no era una víctima, y por mucho que el guion lo intente, no me da ninguna lástima. La víctima era otra. Y el retrato de Tammy Faye, protagonista absoluta de la película, tampoco me parece honesto. Sylvia está demasiado empeñado en reivindicar su figura y hace todo lo posible por alejarse de todo aquello que no la convierta en una heroína injustamente vejada. Intenta convencernos de que era extremadamente inteligente y, al mismo tiempo, completamente inocente. Y lo siento, pero no. No lo compro.

¿Lo mejor de la película? Las interpretaciones, evidentemente. No las tenía todas conmigo, porque cuando se filtraron las imágenes me temía a una Jessica Chastain buscando el Oscar de la manera más insoportable, a lo Renée Zellweger en Judy. Y, aunque a primera vista pueda parecer así, lo cierto es que creo que el trabajo de la actriz es fantástico, sobre todo porque está muy en sintonía con el tono de la película, pero también porque Chastain es capaz de ir más allá de toda la parafernalia que le ponen encima (parafernalia que, en mi opinión, hace más mal que bien) y encontrar la humanidad del personaje. Porque sí, Tammy se maquillaba como un payaso, pero no me jodas, las prótesis en los mofletes no eran necesarias y, más que contribuir, hacen que la pobre Jessica parezca un cadáver que lleva tres días bajo agua. La actriz, por su parte, clava el timbre de voz y el acento de Faye. Y sí, a ratos abraza la exageración y se vuelve esperpéntica y estrafalaria, pero es todo parte del espectáculo, justo lo que le exige el papel. Por mi parte, ninguna queja. Y Andrew Garfield, del que por desgracia no se está hablando tanto, también está fantástico. Con una sonrisa permanente y una mirada insegura, Garfield encarna a la perfección a un Jim Bakker inmaduro, dependiente y sobrepasado por las circunstancias. Tal vez su papel no sea tan llamativo, y tal vez la historia no se centre tanto en él, pero no creo que haya un salto de calidad gigante entre el trabajo de Chastain y el de Garfield. Ambos saben a quiénes interpretan y son conscientes del tipo de película en el que están. Son ellos los que hacen que la película se deje ver.

En resumen, Los ojos de Tammy Faye no me ha parecido nada del otro mundo. Es pasable gracias al talento de su elenco (mención especial también a los secundarios, que casi siempre suman) y a algunos destellos de ingenio aquí y allá, pero a mí me da la sensación de que podría haber sido mucho mejor si hubiera sido escrita con una pluma más afilada y menos complaciente. A pesar de eso, si te molan los biopics convencionales y quieres ver a dos actores dándolo todo con dos personajes de lo más extravagantes, tal vez la disfrutes más de lo que la he disfrutado yo.

Calificación: Insuficiente/Pasable
Dabi
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