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España España · Calafell
Voto de kakihara:
6
Terror En Francia, a comienzos de 1970, Lucie, una niña desaparecida un año antes, es vista mientras camina por una carretera. Se encuentra en estado catatónico y es incapaz de contar nada de lo que le ha sucedido. (FILMAFFINITY)
15 de agosto de 2009
124 de 162 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los asiduos a Sitges, Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya, hemos visto cosas que vosotros no creeríais. Coprofagia y toda clase de aberraciones en el Saló de Pasolini. Hemos visto violaciones de 9 minutos ininterrumpidos en la Irreversible de Gaspar Noé. Hemos visto gente corriente cometer crímenes atroces en los films de Haneke. Autofelaciones con cabezas decapitadas en la Alta Tensión de Alexandre Aja... Todas estas escenas se perderán en el tiempo como lágrimas bajo la lluvia después de ver la fechoría de Pascal Laugier, segunda película del director galo que parece eliminar las barreras de la transgresión.

Una sociedad secreta que se dedica a torturar sin límites a sus víctimas (todas niñas y jovencitas). Una niña que consigue escapar del martirio y 15 años más tarde vuelve decidida a consumar su venganza con una escopeta bajo el brazo. Una experiencia tan infernal (la de la niña) que la asfixia y le quita las ganas de vivir. Una buena amiga que cae en poder de la misma organización. Palizas sin guión. Centenares de cortes alrededor del cuerpo. Bandas metálicas clavadas en la cabeza con clavos de 10 cm. Aislamiento. Oscuridad. Silencio. Aturdimiento.

El repertorio de elementos tortuosos que utilitza Laugier es cuanto menos variado. Su dominio de las escenas más dramáticas, a pesar de caer a veces en los excesos, es contundente. La estética visual coge lo mejor del nuevo cine de terror francés, con una fotografia de la que se desprende el espíritu del slasher de los 70, aunque mucho más limpio y estilizado.

Pero después de visionar el film, la sensación que le queda al espectador es la de que alguna cosa no acaba de funcionar. ¿El principal problema de Laugier? La ambigüedad a la hora de imprimir un tratamiento y tono determinados. ¿Se trata de pura diversión, de llamar la atención, o de brindar a la reflexión entorno al tema de la violencia? Por momentos, el espectador no sabe dónde situar la cinta, si en un territorio slasher de diversión y provocación (Alexandre Aja o Gaspar Noé) o, por el contrario, en un discurso serio sobre los fundamentos de la violencia no exento de polémica (Michael Haneke). Esta ambigüedad hace de Martyrs un arma de doble filo.

En la rueda de prensa posterior a la proyección del film en Sitges, un aficionado (o freak, mejor dicho) le preguntó al director francés por qué no había incluído ninguna escena de sexo, cuestión que Pascal respondió con un claro y contundente: ‘Mi película no trata el tema del sexo’. Este comentario nos hizo creer a muchos que el director tenía las ideas muy claras y había creado un producto muy coherente. Pero cuando uno se mueve por encima de la línea imaginaria que separa los dos mencionados tonos (diversión gore y discurso serio sobre la violencia), debe hacerlo sin que uno ensucie el otro. Y si hay algo que le podemos reprochar al director galo es, desgraciadamente, el hecho de ensuciar demasiado su discurso trascendental.

****3/5****
kakihara
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