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Santo Tomé y Príncipe Santo Tomé y Príncipe · São Tomé
Voto de Alexei:
3
Drama La señorita De Chartres ha sufrido su primer desengaño amoroso. Una noche, una amiga de su madre le presenta a un médico de gran reputación, Jacques de Clèves. Este se enamora de ella, y ambos se casan, a pesar de que ella no le corresponde en su amor. En cambio, un cantante de moda sí hace nacer en ella este sentimiento. La lucha entre su matrimonio y sus sentimientos desembocarán en un callejón sin salida para la nueva señora de Clèves. (FILMAFFINITY) [+]
29 de abril de 2007
11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leí en algún sitio que el cine de Manoel de Oliveira era insoportable, pensé enseguida en un cine lento y contemplativo como el de Tarr o el de Angelopoulos; por eso mismo me interesé en ver algo suyo. Bien, La Carta, segunda película que veo de este más que octogenario realizador, es de lo peor que he visto últimamente. La primera fue "No, o la Vana Gloria de Mandar" (1.990), (con producción de Paulo Branco también), hace relativamente poco, en un festival de cine. Ésta tenía algo parecido a las buenas intenciones y un intento por dejar al trasluz un lúcido alegato antibelicista y humano. A pesar de su considerable presupuesto, la cinta no escatimaba en escenas ridículas, aunque su aire teatral la hacía algo más salvable.
Pero La Carta no tiene perdón de Dios. No hay por donde cogerla. Me la saqué de la Biblioteca Pública de Sevilla habiendo leído esto:
"Con más de noventa años, el maestro De Oliveira continúa ofreciendo lecciones de cine arriesgado, visceral y rabiosamente moderno. Magistral" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)
Y resulta que a mí me ha parecido todo lo contrario.
Oliveira empezó con el cine mudo, y hasta hoy día con más de noventa años a sus espaldas sigue haciendo cine; y La Carta data de 1.999. Pues no me puede caber en la cabeza cómo un hombre con la experiencia de este director puede ofrecernos una película tan poco cinematográfica. La dirección es discreta, académica, básica, elemental; con cambios de plano fríos, sin espíritu, huecos. No hay nada de arriesgado en este film, nada de moderno.
¡¿"Visceral"!?, ¡¿"arriesgado"!?, ¡¿"rabiosamente moderno"!?, ¡por Dios!, seguro que Miguel Ángel Palomo no vio esta película.
Existen directores de cine, como por ejemplo Woody Allen o Haneke, que, digamos, "no se complican la vida" a la hora de dirigir. Esto es, dan más importancia a la historia que al cómo contarla. En Haneke o en Allen casi da igual la elección de los planos, lo que importa es la historia; son estilos sobrios. Pero aun así, tienen una personalidad, un espíritu. Pero este telefilm barato no tiene nada de eso, no es sólo que "no se complique la vida", o que tenga una dirección discreta, el problema es que se nos hace completamente indiferente. No hay pasión, nada que nos encadene a la historia.
El cine moderno se basa en eso, es el paso de lo narrativo a lo caligráfico: pesa más cómo se cuenta la historia. Ahí tenemos a Godard o a Orson Welles diciéndonos cómo tenemos que hacerlo...
Conclusión: sosa, académica (incomprensible para un hombre que creció junto al cine y no lo pudo aprender en una escuela), elemental, básica, aburrida, soporífera... una tomadura de pelo.

P.D.: Tanto los elogios como ¡¡EL PREMIO DEL JURADO DEL FESTIVAL DE CANNES 1.999!! me han dejado totalmente estupefacto.

P.D. 2: La actuación del pobre Pedro Abrunhosa es vergonzosa.

P.D. 3: Tiene delito una película con Chiara Mastroianni donde en ningún momento la besan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexei
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