El veterano Ben Lewin consigue una película que sorprende gracias a la calidez de sus personajes y a lo bien que maneja el tema del autismo en una película sencilla y con cierto encanto.

Dakota Fanning da vida a Wendy, una joven que padece autismo y que vive en una especie de asilo para enfermos como ella, quien trata de vivir una vida normal, pues tiene un empleo y anda solas por las calles, ella está bajo la supervisión de una psicóloga de nombre Scottie (Toni Collette), quien revisa sus avances y con quien tiene una relación cercana, pero no es así con su hermana mayor, Audrey (Alice Eve), comprometida con su familia que está en pleno crecimiento.

Pero lo que más apasiona a Wendy es todo lo que tiene que ver con Star Trek, de la que conoce detalles que sorprende a otros fanáticos, por lo que escribe un argumento que debe entregar antes de la fecha de vencimiento para poder participar en un concurso que organiza la Paramount, por lo que hará lo impensado para entregarlo a tiempo.

La mayor virtud de la película se encuentra en el diseño y trato humano de sus personajes, evitando caer en un regodeo a costa de la enfermedad de la protagonista y logrando momentos verdaderamente entrañables en su interacción con Toni Collette y sobre todo una secuencia cercana al final junto a Patton Oswalt.

El tono de la película es igualmente amable, con mayores notas de humor que evitan que el relato se aboque directamente al melodrama, aunque contiene algunos momentos que se sobrecargan de drama y se acercan a cierto patetismo.

Pero en términos generales, es una película que se disfruta en la mayor parte de su metraje, un relato amable, aunque convencional, que gana mucho gracias a sus buenos personajes y a esa mirada cariñosa al mundo de los trekkies.

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