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España España · ALCALÁ DE HENARES
Voto de Inaki Lancelot:
6
Comedia. Drama Robbie es un joven padre primerizo de Glasgow que no logra escapar de su pasado delictivo. Se cruza en el camino de Rhino, Albert y la joven Mo cuando, como ellos, evita por poco la cárcel pero recibe una pena de trabajos sociales. Henri, el educador que les han asignado, se convierte entonces en su nuevo mentor y les inicia en secreto… en el arte del whisky. Entre destilerías y sesiones de degustación, Robbie descubre que tiene un ... [+]
31 de octubre de 2012
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach nos presenta un grupo de desventurados nacidos pobres y con futuro previsiblemente descorazonador, radicados en Glasgow, a pocos kilómetros de áreas donde la abundancia no conoce recortes.

Tras una presentación fiel a su estilo naturalista, a nuestros personajes les llegará la oportunidad de escapar del determinismo social para no sólo no dejar de ser ellos mismos, sino para realizarse realmente como tales.

No será gracias a golpes de suerte típicos de sueño americano, si bien otearemos de soslayo la motivación extra que suponen la paternidad y el amor. Estamos en Escocia y seremos testigos del poder redentor de la insigne cultura del whisky. Del excelso significado de los pequeños placeres.

Esta vez, el dúo Loach (director) – Laverty (guionista) adopta un enfoque de comedia para premiar la sagacidad de las personas y la fidelidad al amigo. Una perspectiva que enfatiza la importancia de recibir una oportunidad cuando todos los caminos carecen de salida.

De fondo nos dirige más que acompaña la melodía saltarina de «I’m gonna be 500 miles» de los escoceses Proclaimers, al tiempo que el espíritu de aquella más reposada «Think just for a minute» de los Housemartins, para reflejar que el primer paso consistió en aplacar las respuestas primarias.

Junto al gozo que sentiríamos si el personaje, ya nuestro amigo, alcanzara el éxito tras aprovechar una segunda oportunidad que sin duda merecía, en el aire queda el dolor de las víctimas de sus primitivos desmanes. La imposibilidad de cambiar el pasado porque nuestro propio vástago no puede ser bebé dos veces.

El guiño a nuestra actualidad es terrorífico. El botín del mayor robo de este siglo ya no será un diamante perfecto. Será un humilde y sencillo puesto de trabajo. Y sin discutir ni las condiciones laborales ni la edad de jubilación. Nos estamos metiendo solitos en el castillo del señor feudal.
Inaki Lancelot
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