En esta edulcorada continuación de la leyenda de Robin Hood, nos hallamos en realidad en una especie de bucle temporal en el que todo se repite otra vez: el Rey Ricardo vuelve a desertar del trono, Juan y el gobernador de Notthingam continúan haciendo de las suyas, el pueblo vuelve a pasar necesidades y los proscritos siguen alojados en el bosque de Sherwood. La única diferencia es que ahora es la mismísima hija de Robin Hood la protagonista dispuesta a desfacer entuertos. En esta tarea contará con la inestimable ayuda de varios secundarios, incluido el propio Robin, para que nadie se decepciones del todo. Como se ve una película de aventuras pero muy descafeinada, sin apenas acción, como si fuera para niños, cosa que no me sorprende dado el sello DISNEY. Admito que la propuesta, aunque bastante carente de imaginación (de hecho vuelve a aparecer el torneo de tiro al arco) tiene su gracia y hasta no es mala si hubiera estado enfocada desde un punto de vista desenfadado. Sin embargo la historia está bastante desaprovechada pues la situación que se genera con Gwyn (una joven y atractiva Keira Knightley, pese a su peinado masculino) haciéndose pasar por varón tenía muchos elementos para realizar un divertida comedia de acción.

Lo malo del planteamiento es que de un feminismo atroz. Y es que Gwyn pretende ser un soldado como su padre y demostrar que es igual que un hombre. Al principio me daba la sensación de que era directamente lesbiana o hasta que quería travestirse de sexo. Luego el argumento mejora, pese al horrible fallo de que nadie reconozca en el joven arquero a una chica, porque la heroína parece que no hace otra cosa que meter la pata y revelar que tiene una cabeza llena de pájaros y una indudable personalidad femenina. Sin embargo, justo en ese momento la parte masculina del personaje se impone por completo, deparándonos un desenlace realmente horrible tanto argumental como filosóficamente, hasta el punto de que no le puede gustar a nadie, aunque eso si, es una apología bastante burda pero entusiasta del feminismo más cerril. ¿Son estos valores igualitarios los que pretende transmitir DISNEY a los más pequeños? Pues no me extraña que la compañía esté en crisis, si ha decidido sustituir la ideología que alumbró a finales de los 80 y primera mitad de los 90 los iconos de las "Princesas Disney", referencias femeninas para cientos de millones de niñas de todo el mundo, por un feminismo tan aborrecible como el de esta "La princesa de Sherwood" (SPOILER).