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Drama
Cuando Isabel I Tudor (1558-1603), hija de Enrique VIII y Ana Bolena, se convierte en reina de Inglaterra y cabeza de la Iglesia Anglicana, tropieza con la oposición de los católicos, que consideran que la legítima heredera del trono inglés es su prima María Estuardo (Vanessa Redgrave), la católica reina de Escocia. Tras el triunfo de los protestantes escoceses, María se ve obligada a abdicar en favor de su hijo Jacobo. Poco después, ... [+]
10 de mayo de 2013
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claro que no es enteramente histórica y se toma libertades, pues bebe de la más pura tradición del teatro, donde es una necesidad buscarle motivaciones dramáticas a los personajes y ponerlas en sus bocas con diálogos poéticos y retóricos, aunque se trate de personajes históricos de los que es casi imposible saber su verdadera personalidad y motivaciones ateniéndonos a las más estrictas fuentes históricas, que normalmente solo recogen hechos o interpretaciones interesadas.
De ahí ese gusto del teatro por el drama y la retórica. Se ha hecho siempre, lo hacían los griegos al convertir en obras de teatro sus antiguos mitos, y lo hacía Lope o lo hacía Shakespeare reimaginándose por ejemplo a antiguos romanos famosos.
Lo que es más difícil de encontrar es que esas técnicas funcionaran traducidas al cine. Casi nunca. El cine suele buscar lo implícito, el subtexto, las acciones y no tanto los diálogos, o que los diálogos no digan lo que piensa el personaje, y en cualquier caso que sean cortos y no dominen a la imagen.
El cómo esta película consigue, con un ritmo endiablado y unas interpretaciones geniales, que el teatro funcione en cine, es digno de estudio.
De ahí ese gusto del teatro por el drama y la retórica. Se ha hecho siempre, lo hacían los griegos al convertir en obras de teatro sus antiguos mitos, y lo hacía Lope o lo hacía Shakespeare reimaginándose por ejemplo a antiguos romanos famosos.
Lo que es más difícil de encontrar es que esas técnicas funcionaran traducidas al cine. Casi nunca. El cine suele buscar lo implícito, el subtexto, las acciones y no tanto los diálogos, o que los diálogos no digan lo que piensa el personaje, y en cualquier caso que sean cortos y no dominen a la imagen.
El cómo esta película consigue, con un ritmo endiablado y unas interpretaciones geniales, que el teatro funcione en cine, es digno de estudio.