Es curioso, como algunas personas se aferran al llamado cine asiático para huir de la falta de ideas del imperio Yanki, al que acusan (y no sin razón), de vivir actualmente de remakes de películas de renombre japonesas o de otros lugares del continente asiático.

Y digo que es curioso, cuando ahora mismo, lo más innovador que se está haciendo en estos países, o al menos en los países con cierta tradición cinematográfica (salvando a Irán que es un caso totalmente a parte por su "revolución"), es hacer adaptaciones de películas americanas de los 70.

Sus directores no paran de reconocer, una vez tras otra, la gran influencia e influjo que tienen en ellos los thrillers, el cine policiaco de sus colegas americanos. Por si fuera poco, 40 años después han conseguido acuñar un nuevo termino, el "sushi-western", porque ahora les ha dado por homenajear al spaguetti-western de todas las formas posibles. Se empalman haciendo películas experimentales que ya hicieron los franceses con su Nouvelle Vague. Y los yankis copiándoles el terror y los nuevos thrillers. Casi parece un bucle.

La gran diferencia, desde mi punto de vista, es que mientras muchos en USA hacen adaptaciones principalmente como forma de negocio, en Asía se hace con el deseo de aportar algo nuevo, homenajeando y sin olvidar la esencia de la fuente. Es decir, hacen un remake como Dios manda, vaya.

Parking es una adaptación libre de aquella película del 85, más conocida por su gran traducción al español (Jo, qué noche), con un sello personal del director, que se ve en ciertos diálogos y en la aportación de flashbacks en los personajes, que no tiene el mismo espíritu crítico con la sociedad que tenía el americano, con una cámara en constante movimiento, usando jump cuts y cierto estilo de la nouvelle vague, que comienza con una historia literalmente copiada y versionada de esa película tan hipnótica que era “Smoke” (en concreta, se versiona el famoso "cuento de Navidad").

Buenos personajes, algunas situaciones de humor (aunque personalmente no me pareció en ningún momento desternillante) y diálogos que no estaban nada mal, muy del cine de Tarantino. Como punto en contra, un final que a mitad de película se hace más que previsible, y que no satisface del todo. Por último, destacar la banda sonora.