Jeanne et le garçon formidable es una extraña película.
Un musical a lo Jacques Demy con el sida como trasfondo parece algo difícil de congeniar, a priori.
Los directores Olivier Ducastel y Jacques Martineau saben jugar sus cartas: La puesta en escena etérea, luminosa, mezclada con las canciones y música de Philippe Miller construyen un peculiar ejercicio de estilo.

El film nos cuenta con extraordinaria fluidez, la historia de Jeanne, joven poliamorosa y su encuentro con la enfermedad y la pérdida del amor. Sin caer en el melodrama didáctico o el panfleto LGBT, el film sabe transitar entre la lividez formal y el subtexto consciente para ofrecernos una reflexión sobre las relaciones de pareja, la amistad, la enfermedad y los condicionantes sociales.