Ni “Outpost” ni leches. Estuve en outside durante 95 minutos. Ni uno más, ni uno menos. Y es que, pese a mi inmejorable predisposición durante todo el metraje, no logré vislumbrar ni por un momento las sugerentes referencias que me habían alentado a abordar esta puñetera peliculita. Pero todo tiene una explicación en esta vida, amigos. Si tecleáis “El bunker” en el buscador de FA os aparecerán tres pelis. No creo que ninguna de ellas sea la octava maravilla, pero si no queréis quedaros en outside durante todo el partido, apostad por “The bunker”. Ésa es la buena. O la menos mala. Lo dice Grandine, y yo le creo.

“Outpost”, sin embargo, es un thriller bélico bastante gris y anodino. Y eso que parte con el inquebrantable interés que siempre suscita el ingrediente nazi. Pero no. La peli de Barker resulta insulsa e inofensiva porque casi todas sus piezas chirrían escandalosamente. Empezando por su endeble pulso narrativo (la primera parte roza el bostezo), siguiendo por el deficiente desarrollo de su trama argumental (la relación entre ese estrambótico artefacto y los zombies nazis es para mear y no echar gota) y acabando por un desenlace tan previsible como desaborido.

La banda sonora mantiene cierta tensión y las ráfagas de metralla evitan la cabezadita de rigor pero poco más. Si os quedáis en outside no será porque no os lo he advertido. Vosotros mismos.