De entrada, cabría plantearse si De Palma es un autor, o simplemente un esforzado relaciones públicas de sí mismo. Algunas películas apuntan a la primera posibilidad (Hermanas, El fantasma del Paraíso, Fascinación, la siempre incomprendida y maltratada Femme fatale), mientras que otras son tan nefastas que conducen directamente a la segunda. Hay donde escoger: Wise Guys, La furia, La hoguera de las vanidades, En nombre de Caín... El hombre que quiso ser Hitchcock sigue en activo y parece inmune a las críticas.
De Palma no es un documental de ese tipo rompedor que ha abierto nuevos caminos en dicha modalidad. De Palma (Brian) se planta ante la cámara y va comentando en orden cronológico su filmografía, tal como Hitchcock hiciera con el joven Truffaut. Cada película se acompaña con un fragmento de la misma, imágenes de sus amigos y cómplices (De Niro, Coppola, Spielberg, Donaggio), o acontecimientos de la época. De modo que es De Palma en estado puro. Como documental, no aporta nada más que la palabra del realizador, por lo cual resulta obvio que a quienes no le conozcan o le detesten les traerá al pairo el mencionado largo metraje. A mí, que he visto, para bien o para mal, casi toda su obra, no me aburrió, ya que el cineasta de Nueva Jersey ofrece datos que yo, al menos desconocía.
Para admiradores y/o seguidores de Brian De Palma.