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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Maria Enders (Binoche), 20 años después de hacerse una actriz famosa por su interpretación de Sigrid, el personaje que fascinó a Helena y la llevó al suicidio, deberá decidir si, ahora que se encuentra en la cima de su carrera profesional, quiere volver a aceptar un papel en la obra de teatro reinterpretada por un nuevo director, esta vez interpretando a Helena. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2015
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ironía es pensar que lo que hoy pudo parecer atractivo mañana no lo será, que lo que era valiente acabara siendo cobarde, que la juventud se transformara en vejez.
Que cambiaremos, evolucionaremos y quizá mañana ni nos acordaremos de cómo éramos.
Eso es el tiempo, que a todos llega y a todos cambia.

'Viaje a Sils Maria' es un crisol de edades, y, por lo tanto, de puntos de vista.
El punto de vista de María Enders, una actriz combativa que se resiste a quedarse atrás, pero tampoco quiere ser parte de la vanguardia. El de su asistente Valentine, que no ve otra que adaptarse a los tiempos, porque sabe que es necesario. Y el de la actriz Jo-Ann Ellis, que es directamente producto de esos tiempos más modernos.
A María Enders (inconmensurable, única Juliette Binoche) se le ofrece un papel en una obra que ella interpretó hace tiempo, 'La Serpiente de Maloja', un relato sobre la relación entre una madura ejecutiva y una impulsiva joven, con el problema de que ella ya no es la joven: es la ejecutiva.

En tres actos, se nos presenta todo un recorrido vital de María Enders, desde su posición acomodada y poderosa, a su humilde (y casi desesperada) aceptación de un futuro que no le gusta.
Dejando claro que el tiempo no espera por nadie, al contrario, democratiza y, sutilmente, cambia a todos. No hay escapatoria posible, y más en el mundo actoral y superficial que se presenta aquí, donde los gustos mutables del público dictan a lo que los actores deberán adaptarse. María, casi se podría decir, entra en la obra que expondrá todas sus miserias porque se ha querido desafiar a si misma, pero también vemos, en largas contemplaciones de su tablet (algo típicamente moderno que se ha instalado en su vida, como buscar obsesivamente algo por la red) que disfruta de la publicidad que eso conlleva.

Su relación con Valentine es su última ancla con un mundo del que ella quiere mantenerse al margen, y que por mucho que la propia Valentine lo intente, nunca llegará a ser parte de ella. Hay algo de triste, pero también de contagiosa carcajada, en las críticas de María a la cultura pop que ahora inunda las pantallas, en las que una chica espacial puede estar enamorada y no correspondida de un extraterrestre llamado como un programa informático.
Tiempos que cambian, gustos que cambian, y lo que ayer era un chiste hoy es algo a tomar en serio, excepto por la gente que lo sigue considerando un chiste (y Binoche, en un par de líneas, es capaz de hacerte dudar si no estamos demasiado inmersos en ese chiste para no reírnos de él).

Pero lo más doloroso sería probablemente ver como la obra, 'La Serpiente de Maloja', acaba resultando un espejo deformado y horrorosamente real de su propia persona.
Nombrada como el fenómeno meteorológico del mismo sitio que da título al film, y que se trata de algo percibido de manera diferente según se mire (como el propio tiempo), María descubre que la obra que ella consideraba valiente y atrevida, como lo era su personaje de Sigrid, ahora le parece hueca y patética, como lo es su actual personaje de Helena.
Y probablemente no haya nada más desconcertante que ver como muchos diálogos podrían extrapolarse a su realidad y no desentonar. Assayas, con pulso de cirujano, deja abierta esa puerta de confusión en más de una ocasión, para que nos asomemos y juzguemos lo que miramos.

Al final, es cuestión de ese juicio, de esa opinión, que 'Viaje a Sils Maria' sera una historia para unas personas y otra para otras. Como la propia Serpiente de Maloja, algo cambiante que nos parecerá arriesgado en juventud, y probablemente poco inspirado más cerca de los cincuenta.
En su maravillosa, y valiente, actriz principal reside ese mérito, pero también en su naturaleza de meta-lenguaje: porque las mayores verdades, no conviene decirlas en voz alta, ya sean parte de una sofisticada representación teatral, o de una película de ciencia-ficción.

Solo es cuestión de aceptar que puede ser igual de válida en ambas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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