Parece mentira que Díaz-Yanes debutara con esta película en la que demuestra un dominio del ritmo cinematográfico impresionante. SI el guión va que chuta, la realización es precisa, emocionante al mismo nivel de la historia y con algunas elipsis que te ponen la piel de gallina, tan poco corrientes en el cine de hoy en día donde se suelen esforzar en contarlo todo o no contar nada, pero aquí se usa el lenguaje visual para anticiparte, informarte y emocionarte en torno a muchas cosas.

Tinglados aparte los de los actores: yendo de atrás para adelante, brillan mucho las colaboraciones de gente más de teatro que de cine como María Asquerino, Mary Paz Pondal Ríos, Fernando Delgado, sobre todo éste en una sola escena magistral.

Los mexicanos, breve aparición muy buena y te quedas de piedra con la feliz idea que rodea a la gran Ana Ofelia Murgia en un gran papel de jefa de banda "cariñosamente" implacable.

Federico Luppi en una de sus mayores creaciones: ¿cómo se puede hacer mejor el comportamiento de un criminal con misión divina...?

Y para el final las que se llevaron en su día muchos premios y que se deberían haber lelvado muchos más: Pilar Bardem, toda una vida en el teatro y en el cine para, al fin, dar con un personaje a la medida de su enorme talento, formando pareja con Victoria Abril, durante muchos años una extraordinaria intérprete que hacía tiempo no daba en diana parecida. Juntas conforman un dúo de ejemplares supervivientes en medio de las más terribles situaciones que la vida te puede deparar.

Una película apasionante, altamente emotiva y la vez con su grado de distancia para pensar y evaluar y servirse de ella para la propia existencia.